miércoles, 24 de noviembre de 2010
Día gris
Hoy no será ese día que recuerde con una sonrisa cuando mire hacia atrás con el calendario en la mano. Parece que a veces el despertador no deba sonar. Estoy convencido que hay días en los que algo, un pequeño punto en esa cadena infinita de engranajes que se ponen en marcha a diario para que tu mundo funcione, se rompe, y se lleva con él la estabilidad y el ritmo sosegado del pasar de los minutos, para convertir esas malditas veinticuatro horas en un espejismo de infierno que no desaparece hasta que vuelves a cerrar los ojos. ¡Que se pare el mundo, que hoy me bajo en marcha!
En fin, dulces sueños.
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