Sueños malditos que se pierden en la nada. Caminos que empiezan pero nunca llegan a su fin. Sonrisas que se pierden sin que nadie las vea. Palabras que nunca llegarán a ningún oído que sepa escucharlas. Canciones que nadie cantará. Miradas que se entrecruzan sin saber que pueden cambiar el destino.
Una taza de café. Olor a pan recién hecho. Apagar el despertador un domingo. Un abrazo bajo la lluvia. Ver pasar el tren. Pedirle un deseo a la luna. Anochecer desde la ventana de tu habitación. Una mirada de complicidad. Dibujar sueños en un papel.
Porque el mundo tiene tantos colores como tú le quieras pintar. Y de tu mano hace tiempo que he vuelto a creer en mis sueños.