martes, 20 de abril de 2010
Declaración de principios
No me gusta esperar en balde. No suelo contar las horas del reloj para que después se me resbalen de las manos sin darme cuenta. Creo en los sueños más allá de la lógica, pero recojo verdades cada vez que me despierto bañadas en evidencias. Me gusta tumbarme a imaginar cómo sería mi vida "si..." para evadirme de la realidad durante un rato, cuando creo que ésta no me atrae. Acostumbro a recordar cualquier momento anterior como idílico aun sabiendo que en el momento fué tan complicado como éste, y a pesar de todo, sé que éste también será maravilloso cuando ya le haya pasado unas cuantas hojas al calendario y quede atrás.
Suelo reconocer que no tengo manías, pero en el fondo tengo una colonia para cada momento, una canción para cada lugar, un camino de vuelta a casa para cada día y hasta para cada estado de ánimo y una ropa para según a quién vaya a ver. Personalizo cada momento, cada sitio y cada persona, y nunca llego demasiado tarde, sólo en el momento preciso. Valoro cada detalle como diamantes en bruto y tallo cada uno de los míos para que también los sean. Cambio de estado de ánimo con una simple frase tuya y hasta soy capaz de darle la vuelta a la Luna por una sonrisa. Pero siempre me reencuentro conmigo mismo cuando me voy a dormir y nadie me escucha, y sólo entonces me doy cuenta de que algunas mentiras, en el fondo siguen siendo dulces por el simple hecho de darnos un poquito de vida.
Pero, ¿sabes? lo peor es que creo que nunca llegarás a descubrir todo esto en primera persona. y es que siento que tal vez llegaste demasiado tarde a nuestra cita.
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