No sé donde lleva todo esto. Realmente he perdido el timón de mi vida y todo se vuelca en un vaso vacío a la deriva de mis instintos. Un baño de sensaciones que me dejan desnudo delante de un espejo intentando imaginar cómo se puede salir de este laberinto sin cerrar ninguna puerta.
Las duchas son más frías cada día y el teléfono no suena, no con esa llamada al otro lado. Me arrancaron lo que más valoraba en mi día a día y ahora sueño con recuperarlo convertido en esa utopía que todos deseamos y que me alimenta cada amanecer. Sigo contando las horas y descontando números en el calendario que va apagándose al ritmo que huye este verano de mis dedos como la arena de la playa.
Y en esta locura apareces tú y me llevas lejos. Detienes el mundo y lo haces tan pequeño que ya no cabemos en él, le das una pausa a contracorriente y amenazas con hacer cada instante infinito. No sé donde lleva todo esto, pero no me sueltes. No me sueltes.
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