jueves, 14 de octubre de 2010
Creo en...
Creo en los imposibles. Creo en que la mente humana está por encima de límites físicos y racionales. Creo en seguir un sueño allí donde el viento lo lleve. Hay días que despierto y me siento una de esas personas que no pertenecen a ningún lugar, que no tienen dueño. Alguien me enseñó una vez que no somos de nadie, que no tenemos más ataduras que las que crea nuestra mente, y mientras sigamos sintiendo que el mundo no se queda pequeño bajo nuestros pies, seguiremos siendo libres.
Creo en las miradas sinceras, en la eternidad de un segundo, en lo efímero de un para siempre. Creo en todas y cada una de las mentiras que se dicen para despertar una sonrisa donde no queda nada. Creo en que todo el mundo debería dejarse caer al vacío sin paracaídas alguna vez para descubrir sus límites, la esencia de uno mismo. Creo en esa sensación de delirante fragilidad que sentimos al arriesgar, creo en el futuro imperfecto. Creo en la imperfección de lo ilógico. Creo en la lógica de cada locura.
Y creo que pase lo que pase, e independientemente de su final, habrá valido la pena.
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