Como la fuerza que te mueve a cambiar el mundo de puro instinto.
Como el viento que te agita las arterias cargadas de esa chispa de la vida tan tuya, tan grande que solo muere entre sábanas deshechas.
Quiero despertar tus mañanas entre las rendijas de la ventana, entre ese sol que juega al despiste con un verano que nunca termina.
Quiero gritar en el vacío de tu ausencia y llenarlo de tu piel húmeda, de tus impulsos. Castigar de madrugada a todos los vecinos con tus risas sin importar ni cómo ni cuándo ni porqué.
Quiero ser tu manual de supervivencia. Ni tu ayer, ni tu mañana, ni tu anhelo ni tu melancolía. Quiero ser tu hoy, tu ahora.
Cómo no pude darme cuenta
que hay ascensores prohibidos,
que hay pecados compartidos,
y que tú estabas tan cerca.
Me ha encantado... (y que grande Zahara)
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