domingo, 6 de abril de 2014

Abril

Aprendió a huir antes que a rendirse, al fin y al cabo si no hay final, no es una derrota. Vendió hastaluegos a precio de saldo y se cosió una vida a base de decisiones tan enteras como cobardes.

Se enamoró de cada minuto por si no volvían a repetirse y soñaba con promesas de esas que no hace falta cumplir.

Las palabras que escribía no eran más que el veneno de una herida que no supo curar, la verdad solo quema cuando enciendes la luz. Tal vez por eso aprendió a vivir con las sombras de septiembre y moría cada mes de abril.

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