Un domingo atípico rodeado de sonrisas cargadas de sueños y con la resaca de un fin de semana extrañamente intenso y nocturno. Con un sabor de boca que camina a media luz bajo el marco de la puerta tras la que se abre una semana que no sé como terminará, pero que seguro, estará cargada de novedades. Tal vez en siete días duerma a cuatrocientos kilómetros de mi cama, y tal vez tus brazos vuelvan a llenar de luz esta triste mirada. Sólo quiero que todo siga saliendo bien, que sigamos atando amaneceres con trocitos de tus(mis) sueños. Hoy, mañana y toda la vida!
Por una pedazo de canción que acaba de llevarse un Goya calentito.
Que El Soneto Nos Tome Por Sorpresa
Entrar en este verso como el viento,
que mueve sin propósito la arena,
como quien baila que se mueve apenas,
por el mero placer del movimiento.
Sin pretensiones, sin predicamento,
como un eco que sin querer resuena,
dejar que cada sílaba en la oncena
encuentre su lugar y su momento.
Que el soneto nos tome por sorpresa,
como si fuera un hecho consumado,
como nos toman los rompecabezas,
que sin saberlo, nacen ensamblados.
Así el amor, igual que un verso empieza,
sin entender desde donde ha llegado.
Que el soneto nos tome por sorpresa,
como si fuera un hecho consumado,
como nos toman los rompecabezas,
que sin saberlo, nacen ensamblados.
Así el amor, igual que un verso empieza,
sin entender desde donde ha llegado.
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