¿Sabes? no puedo prometerte el sol, pero tengo dibujados cientos de ellos para colgarlos de tu ventana cada mañana.
Píntame a mano alzada, piérdeme entre calles que no existan. Miénteme con tu mirada y desnuda mis atardeceres. Hazme temblar en tus pupilas, enséñame en ellas el mundo que nadie imagina. Deja que amanezca de nuestra mano, recorta el horizonte y guárdalo con llave. Despiértame a media noche con tus latidos, ahógame con tus lágrimas. Brinda conmigo cuando todos duerman: por ti, por mí, y porque este mundo nos pertenece.
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