Irónico, ¿eh? No sé cuál de las dos palabras es la más estúpida para un día así. Es curioso, porque siempre decido vomitar palabras ridículas cuando se acerca la fecha en la que decidiste irte, en lugar de felicitarte cuando llegaste que, al fin y al cabo, es cuando más se te echa de menos. Las cenas en casa el 20 de noviembre no volvieron a ser iguales, gasto menos dinero en regalos que siempre viene bien, aunque supongo que eso no importa demasiado. Pero tampoco te lo creas mucho, sigue siendo el día de mamá, y con eso basta para juntarnos y ser felices. Fuiste tan caótico que ni siquiera elegiste un día para ti solo, tenías que compartir, y después pasa lo que pasa.
¿Sabes? Había pensado en escribirte una historia triste, de estas desarmadas contra la cama, el techo que se viene abajo y el reloj no termina de callarse. Pero no es justo para ti, es tu día, dicen que el único día de tu cumpleaños en el que debes llorar, es en el que naces, los demás son para sonreir. Tampoco lo sería para mí, no me siento así, pese a todo, las cosas no estan tan jodidas y no siento motivos para salir corriendo, no de momento. Bueno, a lo que iba, ¿qué tal vas por allí? ¿hace frío? aquí ha llegado el otoño tío, ya da gusto taparse de noche y hasta duermo con calcetines. No es un otoño de esos de leña, barba y abrigo que te molaban a ti, pero bueno, hacemos lo que podemos. Por lo demás, el mundo sigue girando, aunque no para todos a la misma velocidad. Allá fuera hay un loco con coleta que está siempre enfadado y está haciendo temblar a medio país, los catalanes quieren irse (¿y quién no?), el Villarreal lleva semanas sin darme alegrías de verdad y casi nos morimos todos de ébola, pero al final solo fue una broma pesada. En casa las cosas no han cambiado mucho, Lenny tiene un colchón nuevo, ¿qué te parece? y yo en la misma cama, es de locos.
No quiero ser picajoso, pero ya te vale, cuarenta y dos añitos tenías que cumplir. Te fuiste rápido, como las estrellas del rock, así ni arrugas, ni canas, ni nada de nada. Ale, ahí, en todo lo alto, en el mejor momento. Así cualquiera. Pues aquí tienes 23 líneas y una canción, es tu regalo, es demasiado simple, lo sé, pero poco más puedo hacer, te empeñaste en ponérmelo difícil, eres un caradura. Pásalo bien allá donde estés, ¿vale? y no hagas mucho el capullo, que las resacas a los 42 no son como a los 20. Qué te voy a contar a ti.
Pues eso, un beso, capullo. Y feliz cumpleaños.
Una del maestro, tu (nuestro) preferido.
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