domingo, 30 de agosto de 2009
Y la vida siguió.
Volví. Quizá no debí hacerlo, quizá fue un error, otro error más para la infinita colección. Pero volví.
Volví y ya no estabas, las calles desprendían un curioso aroma diferente y el vagón se antojaba más estrecho, casi asfixiante, como si el oxígeno que llenaba aquel tren años atrás se hubiera desvanecido aquella primavera ahogado en recuerdos.
El tren llegó y no había nadie al otro lado, aunque reconozco que te busqué con la mirada, aun sabiendo que no estarías, aun sabiendo que saliste hace mucho de aquella vieja estación para no volver más.
Fue un viaje de ida y vuelta, a lo mejor un mero pretexto para recordar, o quizá fue una gran tarde, prefiero quedarme con la segunda, duele menos. El caso es que me volví a perder por esas calles que podía recorrer casi con los ojos cerrados. Recordaba cada callejón, cada esquina, cada tienda, cada palmo; pero en mis recuerdos parecían diferentes, ayer ya no era lo mismo, algo había cambiado en esa ciudad, en sus avenidas, en sus gentes, algo que hacía que no las viera igual. Todo sonaba distante, me sentí un extraño allí donde tantas veces habia estado.
Probablemente no debí volver, mi vida ya no viaja en ese tren, ahora sigue otros rumbos, otros destinos, puede que haya cambiado ese viejo cercanías por volar: Madrid, París, Londres...en tantos sitios me perdería, en tantos sitios lejos de allí...
Y al final sólo quedaban recuerdos de prisas, de miedos, de sonrisas, de lágrimas que se escapaban cuando salía el tren. Siempre puntual como entonces, 22:05, la hora maldita. Una pequeña parte de mí sabía que no debí haberlo hecho. Pero ya era tarde. Volví, y no me arrepiento.
Pero sólo fue un viaje, nada más, y hoy vuelve a salir el sol, ya lejos de todo, y vuelve septiembre, ese mes...
...Y la vida siguió,
como siguen las cosas
que no tienen mucho sentido...
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