miércoles, 27 de mayo de 2015
Delirios de Robin Hood
Pasan los años y no es efímera la sombra. Pasa el tiempo y no mueren los recuerdos. Curioso, ¿no? a veces algo está más presente cuando ya se ha ido. No tenernos es lo que nos convierte en débiles sin darnos cuenta de que cada día que nos tenemos es un puñetero milagro que no valoramos. Como si hubiera perdido el norte el timón cuando el capitán abandona el barco. Pasa otro año desde que no estás. Otros trescientos sesenta y cinco días de lluvia en alta mar. De repente llegó el invierno y quedó vacía la playa con el submarino hundido que me vendías cuando no alcanzaba a saber estar solo y tú eras ese todo que llenaba mis huecos. Llegó a casa la expedición de la nave espacial que salía de una caja de herramientas antigua. Como cada una de tus absurdas historias que llenaban de color los días grises. Hoy pasa otro año en este recital de días inacabados y bailes de máscaras. Otro más y tú, joder, tú sigues estando sin estar.
Siempre tenía un plan, hablaba de escapar
Robando un barco del puerto.
Si le hubiera dejado hubiera reventado
La caja fuerte de un banco
Creyendo en delirios de Robín Hood.
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