La diferencia entre ser y estar es que no aprendemos a estar sin haber sido primero. Primero fue el huevo y después la gallina. Pero, ¿y quién puso el huevo allí? Siempre hay una parte de nosotros que ya estaba antes de haber llegado. Que nos esperaba sin ser consciente de que acabaría siendo el todo. La planta que antes fue semilla, la semilla que germinó sin saber que ya era vida antes de intentar serlo. Ahora no eres más que silencio pero ¿sabes? un día fuiste ruido, y antes de eso fuiste música. Y antes, mucho antes, ya eras viento que silbaba sin quererlo.
Lo bueno es que ahora ya somos algo inconscientes de que mañana estaremos. Lo mejor de todo es que creceremos ajenos a la idea de que hoy ya somos semillas.
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