Podría decir que es como si hubiera encajado la pieza que hacía que nada tuviera demasiado sentido. Como si se marchitaran las dudas, las tensiones, las miradas frías, la incertidumbre y todo fuera más relajado, más pausado, más dulce. Has cambiado el silencio por la ternura de tu mirada y lo envuelves todo en una magia que hace casi imposible no dejarse llevar. Me encanta vivir así, aunque no sepa hacia donde me llevas...
P.D. Ánimo míster, la vida da golpes tan duros que duelen quizá mucho más de lo que merecemos, pero acabarás mirándole de frente al destino y abriendo nuevas puertas. Un abrazo!
La vida duele, pero mas duele no vivir...besos.
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