Nunca fue mi fecha señalada en el calendario, todo hay que decirlo. Carnaval no ha sido siempre más que otra excusa para darle un giro a la rutina, casi siempre con poco éxito. Este año, no ha andado demasiado lejos y, aunque me lo he pasado bien, no me da pena que se quede atrás. Eso sí, me ha despertado unas ganas incontenibles de que lleguen mis queridas Hogueras y con ellas el verano que parece quedar ya tan lejos.
La semana termina al ritmo de Quique González y con una resaca considerable. Madrugar después de no dormir, no es demasiado aconsejable y el domingo ha amanecido mucho más duro que de costumbre. Un día de San Valentín sin demasiado que celebrar. Estos años nunca le dí importancia a este día, símplemente te demostraba lo que te quería en el mejor momento y lo veía como una simple fecha más, una estrategia comercial. Ahora que no estás se me clava un poquito en el corazón.
Nada suena tan apagado como una noche fría de un invierno palpitante. La ausencia se convierte en desesperación cuando escucho los compases de esas canciones. Sus ritmos burlones bailan al son de letras que me vuelcan la conciencia y te echan de menos. Hoy la música es otra excusa frágil para no soñar. Mañana volverá a ser lunes, y la ciudad ya se ha ido a dormir. Me iré yo también.
Feliz semanita.
Las semanas al ritmo de QUique siempre terminan en resaca, es un precio dulce que hay que pagar.
ResponderEliminar¡Saludos!