Podría dibujar mi sábado con largas descripciones que denotasen lo intenso que está siendo, todavía por terminar. Podría hacer hincapié en la pesada resaca que todavía aguanto de la noche de ayer, o denotar lo orgulloso que estoy de la goleada de mis chavales. Como esos, hoy se van sucediendo los planes y, literalmente, sin tiempo para descansar, ahora vuelvo a irme a un concierto que llevaba meses esperando. Lo cierto es que la semana ha bañado el sabor agrio de la pasada, y lo ha convertido en un dulce olor a buenos momentos. Podría también contarte que, a pesar de todo lo ocupado que estoy, no consigo sacarte de mi mente y aun a ratos vuelves con esa sonrisa a mis recuerdos. Fíjate, no le faltaba intensidad y argumentos al día para llenar esta entrada y varias más.
Pero hoy creo que no es el momento de todo esto. Hoy hay algo más importante lejos de aquí que está por encima de cualquier anécdota de mi día a día y que merece una reflexión. Merece un minuto de cordura y un recuerdo que le dé la importancia que realmente merece a lo que sucede. La tierra se enfada. Sí, señores, el mundo está sacando sus rencores guardados y está golpeando durísimamente a la sociedad, al planeta. La tierra llora y con un pataleo terrorífico está dejando sin hogar, sin medios, sin alimentos y sin vida a miles, miles, miles y miles de personas. Hoy es Chile, pero sólo es una pieza más en la cadena de desgracias. No hay forma de parar el desastre y, cuando todavía no han dejado de aparecer en las noticias las imágenes de la tragedia, nos sorprende con otro hachazo a la conciencia y otro puñetazo sobre la mesa del planeta que nos hace temblar de miedo. Todo tambalea y se van cayendo las piezas como un castillo de naipes sin forma posible de pararlo. Faltan efectivos, aunque no dejan de multiplicarse, para ayudar a tanta víctima. Hoy es un día triste, otro día más, y el juego no se detiene. No vale de nada llorar y toda ayuda es poca. Ojalá despertásemos de ese sueño y todas esas personas que ven como un segundo negro se lleva todo lo que tienen por delante, pudieran volver a sonreir. Hoy creo que hay algo más importante que tú o que yo, hoy el mundo vuelve a temblar, y lo peor es que no tiene pinta de tener suficiente.
No quedan sueños,
los ha arrastrado el mar.
Te deja seco,
te quita hasta el hogar.
No veo nada,
no queda ni un papel.
No vale nada...
Despiertame,
di que paraste el tiempo y nada sucedio.
Y acuestate,
vuelve a contarme el cuento donde acaba bien.
Y ahora lo pienso,
y veo la razon.
Que triste es esto,
la tierra se enfadó.
Las rocas suenan
hay llantos de perdon.
Los cuerpos pesan...
Despiertame,
di que paraste el tiempo y nada sucedio.
Y acuestate,
vuelve a contarme el cuento donde acaba bien.
Despiertame,
que paraste el tiempo y nada sucedio.
Y acuestate,
vuelve a contarme el cuento donde acaba bien...
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