domingo, 22 de julio de 2012

A veces se me olvida.

Me gusta ver pasar el tiempo desde la ventana. Me gusta esa sensación de melancolía que nace desde el estómago y hierve por las venas hasta llegar a tu mente. Me gusta ese vaivén de sensaciones que produce saberse lejos de lo que has sido y a la vez tan cerca de uno mismo.

Me gusta sentirme aquel que madrugaba para coger un tren, aquellas tardes eternas donde no importaba el tiempo. Me gusta saberme en cada uno de los asientos de aquel cercanías que viajaba a la velocidad de mi adolescencia. Me gusta encontrarme en cada sonrisa de aquellas fotos. Me gusta verme en aquellos castillos que nunca terminaron de pintarse y en esa sensación de lo prohibido. Me gusta sentirme de nuevo en esa rutina maldita de clase y miradas furtivas, de imposibles con sabor a café. Me gusta reencontrarme en cada palabra y cada gesto, en cada tren a Madrid y en cada vista atrás.

Me gusta saborear que esa esencia sigue viva y que sigue latiendo, me gusta sentir que sigo siendo aquel que intentaba dibujar sonrisas en las ventanas para que los días fueran más dulces. Y que lo seguirá haciendo para que cuando el tiempo desdibuje el ahora, siga viva esa sensación de magia cuando mire hacia mis pasos.

Me defiendo como gato panza arriba
sin llegar a distinguir a mi enemigo,
y me enredo con los hilos de tu vida
y me enfrento a un inventario de castillos.

jueves, 5 de julio de 2012

Muerdo el agua por ti.

Como la fuerza que te mueve a cambiar el mundo de puro instinto.

Como el viento que te agita las arterias cargadas de esa chispa de la vida tan tuya, tan grande que solo muere entre sábanas deshechas.

Quiero despertar tus mañanas entre las rendijas de la ventana, entre ese sol que juega al despiste con un verano que nunca termina.

Quiero gritar en el vacío de tu ausencia y llenarlo de tu piel húmeda, de tus impulsos. Castigar de madrugada a todos los vecinos con tus risas sin importar ni cómo ni cuándo ni porqué.

Quiero ser tu manual de supervivencia. Ni tu ayer, ni tu mañana, ni tu anhelo ni tu melancolía. Quiero ser tu hoy, tu ahora.



Cómo no pude darme cuenta
que hay ascensores prohibidos,
que hay pecados compartidos,
y que tú estabas tan cerca.