sábado, 29 de diciembre de 2012

Dos mil doce.

Diciembre toca a su fin. Cuesta sentarse aquí después de todo. No es sencillo reecontrarse con uno mismo trescientos sesenta y cinco días después, mirarte a la cara y suspirar sabiendo que un año da para mucho, que el camino es muy largo, pero cuando puedes casi acariciar su final, sientes que estás mucho más perdido que al principio.

Te pueden alegrar el día con palabras vacías. Pueden limpiar cada lágrima con muestras de que todo tiene sentido, de que no son un error el aquí y el ahora. Sabes que tienes un papel en todo esto y te hace sentir bien esa sensación hipócrita de equilibrio superfluo que te has inventado para no volver la vista atrás. Pero no. En el fondo, donde se baña tu conciencia a medias con tus emociones, sabes que algo no ha ido bien. Sientes que el año ha sido un fracaso y por más que duela, todo ha salido peor de lo que esperabas. Tu proyecto de vida se ha caído como un castillo de naipes y te has fallado a ti mismo. El único fallo imperdonable. Allí donde no tienen cabida ni juez ni verdugo, allí donde solo queda tu ilusión desnuda.

Hoy ya no tiemblas con el invierno madrileño. Hoy ya no duermes acompañado de quien te hacía creer. Ya no están tus alumnos cada lunes con sus historias del fin de semana. No queda rastro de los entrenamientos de cada viernes, ni de esos viajes a casa una vez al mes. Ya no salen trenes en esos andenes que conoces de memoria. Hoy la vida es distancia y tuviste que aparcar los sueños para más adelante. Para cuando esté permitido soñar.

Entonces respiras. Levantas la cabeza y miras a tu alrededor. Suena una canción que te recuerda a algo, no sabes bien a qué. Se te eriza la piel y comienzas a sentir. Cierras los ojos y te dejas llevar. Ya te acuerdas a qué suena. Suena a ti. Suena a esa persona que estaba antes y después de cada proyecto. A esa mirada que envolvía cada paso que dabas. Suena a despertarse con sueño, porque aunque te gusta madrugar, eres incapaz de sonreir hasta pasadas las 10. Suena a paseos en coche con la música alta. Suena a discusiones arreglando un mundo que no nos pertenece. Suena a sonrisas a destiempo. Suena a esas personas que siempre han estado ahí con un abrazo en los peores momentos. Suena a aquellos que apuestan por ti cuando nadie lo espera. Suena a cada mirada de ilusión que has despertado y a cada broma que se escapa al entendimiento.

Te das cuenta de que hoy, pasen los años que pasen, y nos caigamos tantas veces como haga falta, nadie sabe vivir una vida como lo haces tú, y cada fracaso es un hilo del que tirar para seguir creciendo. La vida gira como una noria burlona, indistintamente de lo que pase en tu mente. Las etapas se suceden sin tregua y si dudas, se te escapa la partida. Hoy te das cuenta de que por cada lágrima que has perdido, te has reencontrado con alguien que te ha hecho sonreir. Alguien que te ha dado un motivo para creer.

Y es entonces, justo en ese momento, cuando descubres que el mundo no se rige por fracasos, por golpes ni por lágrimas. El mundo se mueve por ilusiones. Y créeme si te digo que tengo un cajón lleno de ellas para seguir creciendo.

Feliz dos mil trece.




Solo una canción así está a la altura de despedir un año. Maestro Sabina.

Este adiós, no maquilla un "hasta luego",
este nunca, no esconde un "ojalá",
estas cenizas, no juegan con fuego,
este ciego, no mira para atrás.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Anticiclón.

Un paso detrás del otro. Un camino que no tiene final ya que nadie ha sido capaz todavía de dibujarlo. La simple idea de adivinar un mañana te hace temblar y es normal, quien a nadie pertenece, nadie le espera.

Encuentras argumentos para sostener una historia detrás de cada puerta y juegas a ver como se difumina el tiempo entre los dedos. Es hipnótica tu manera de tratar la realidad sin saber distinguir entre un parasiempre y un ojalá. Tal vez no sean las mentiras sino ese cosquilleo que despiertan cuando penden de un hilo. Tal vez la meta no sea una sonrisa sino el placer de verla brotar.

A veces te acuestas a ver desfilar las emociones una a una ante tus ojos. A degustar el amargo sabor de lo que nunca ha sido, vestido de pequeños sorbos de quizás. Tal vez otra vida, tal vez en otro mundo, pero son tantas las cosas que no has sentido que todavía huele a decepción cada pliegue de tu ropa.

La vida es la continua revancha de esa partida que perdimos al principio, de ese primer golpe que no supimos encajar.



Será sólo nuestra canción, canción de
Navidad que nos arrastra.

Aunque la toqué no se estropeó,
sonaba igual que tú, sonaba alegre.
Lo que te robé, lo que nos cambió,
siempre sigue ahí como un incendio.

Será como un anticiclón la pura
realidad que nos atrapa.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Hoy por ayer.

Y a veces me doy cuenta de que la vida es realmente ese tiempo que pasa mientras intentamos darnos cuenta de lo que realmente somos y asumir cuál es nuestro lugar. Justo cuando creemos que lo hemos conseguido, el equilibrio se rompe de nuevo y todo vuelve a empezar.

Saber quién soy y aceptar las consecuencias es a veces más difícil que la propia realidad. Todo lo que empieza termina por su propia inercia y no por ello es menos seductor. Todavía quedan palabras llenas de vida y rincones que no imaginas. Todavía quedan despertares y miradas por conquistar. La sencilla ecuación del hoy por ayer.



Ahora da igual seguir, parar, pasar de largo
Coleccionar retratos que viví
Emocional, sentida en un impacto
La vida es un extracto que perdí.

Alegría de tus manos lentas
Son expertas en coches robados
Yo que intenté borrar todas mis huellas
Por no correr detrás de mi pasado.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Ni las intenciones.

Cuando la letra de una canción y su videoclip, que es casi más bien un cortometraje, dicen todo lo que puedas expresar tú con cientos de palabras. Solo queda hacerse a un lado y dejar que hablen por ti las notas musicales.
Sencillamente magistral.



Y de todo lo que me dijiste cuando
te bajaste de aquel autobús temblado
ya no quedan ni las intenciones.
Solo restos de palabras, letras,
una mano que se aparta cuando
nota el inminente roce de la mía,
otro puto beso en la mejilla.
Me declaro incompatible con tu vida.

Si después de todas esas caras largas
nada pudo hacer tu risa contra el viento
y todo cayó con el huracán,
solo quedara quemar
las ultimas ruinas de nuestra vida.
Se consumirán sin mas.


Cada vez me das porciones más pequeñas.
Insignificantes trozos de tus días.
Me conformo solo con mirarlos
o esconderlos en el fondo de un armario.
Me pregunto cuánto tiempo necesita
uno para olvidarse del otro,
bastará con unas cuantas vidas,
creo que es más que suficiente la medida.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Partida perdida.


Los días pasan y se van tachando números en un calendario infinito que nunca sabes si va hacia adelante o hacia atrás. Creo que siempre se me ha dado mejor despertar una sonrisa en alguien que la busca, que dibujarmela a mí mismo. Cuando miras hacia adentro y apenas hay motivos para seguir, las mañanas son más crueles, sin embargo son las noches las que te hacen sentir una mezcla entre nostalgia y nada.

No voy a contarte todas esas cosas que se han quedado atrás porque ya de poco valen. Voy a esperar a que sea el tiempo quien nos ponga en nuestro sitio porque creo que si le pongo nombre a esa vida nuestra que acaba de morir, no sería posible acertar nunca.
Dicen que una persona es siempre víctima de sus palabras, y son las únicas que marcarán el destino de cada uno. Hoy tus palabran tienen un precio demasiado caro que espero ser capaz de pagar y olvidar algún día.

sábado, 24 de noviembre de 2012

N = 1

El sabor de la despedida siempre es amargo. Un frío que sientes como ajeno recorre esos huesos cansados de remar hacia ninguna parte. Tal vez mañana las cosas sean diferentes pero hoy me siento raro aquí. Lejos de todo. Lejos de ti.

Prefiero taparme hasta los ojos y no mirar. Prefiero creer que no existe pasado y que los sueños solo tienen valor mientras crees en ellos; que luego desaparecen sin dejar rastro porque no tienen más sentido que ese: hacerte sentir vivo.

Voy a coger una maleta y meter en ella todos esos abrazos; esos despertares de invierno en la mejor ciudad del mundo; esos paseos de domingo sin rumbo ni prisa; esas esperas a que terminaras de arreglarte en el sofá; esas comidas improvisadas en alguna parte; esos viajes en coche con la única compañía de esa música que juntos hemos aprendido a querer; ese olor a parasiempre en la ropa al llegar a casa. Porque la vida no es fácil sin ti, pero ambos sabíamos que los tequieros no duran 100 años.

Es hora de aprender a mirar la vida desde otra perspectiva. A través de otra mirada, la mía. Porque las despedidas nunca fueron mi fuerte ni he aprendido a sentirlas como tales. Porque siempre he creido que mientras no digas adiós queda una puerta que no se ha cerrado y la ilusión de si volverá.

Hoy es sábado. El primer sábado sin nosotros.



Es lo que nos va a pasar,
vamos a perdernos.
Vamos a desaprender
todos los secretos.
vamos a esperar
a que el tiempo haga su trabajo
y olvidar,
no debemos arriesgar.
Es lo que nos va a pasar.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Y sigo pensando en que no pienso crecer más.



"La vida son ironías en forma de capicúa. Y más tarde o más temprano, todo vuelve a un punto inicial, como un dibujo en forma de perverso lazo. La meta se parece al punto de partida, y lo del medio es sólo un camino que sirve para que, al final, comprendamos el inicio.

Te daré un ejemplo. El disco se hizo para rememorar lo acaecido en 1999. Entiéndeme. De alguna manera tenía que sacar provecho de la historia, ya me conoces, tengo bastantes defectos pero no podrás negar que, con el tiempo, he ido espabilando. La ironía del asunto es que, dentro de unos años, tú estarás algo más diluida y será aquella inolvidable gira, organizada con el pretexto de evocarte, lo que convertirá tu recuerdo en algo mucho más agradable. Y, de repente, todo ha cogido sentido. En cierta manera, conocerte me ha cambiado un par de veces la vida, entonces y ahora.

¿Sabes? Hace poco, alguien me pidió consejo, como si yo supiera algo de la vida, puedes reírte a gusto, tú me conoces. La cuestión es que aquella persona quería saber cómo borrar a alguien de su cabeza para seguir adelante. Simplemente le pregunté:
-¿Y quién te dijo que tienes que olvidar?

En mi caso, olvidarte significaba renunciar a mi mismo. Sin embargo, hace poco me llamaste, preguntando si 1999 hablaba de nosotros, te lo negué rotundamente. Llegué a decirte, entre risas, que lo nuestro no había sido tan importante. Pillaste la broma al instante, y te callaste educadamente, claudicando a mi pequeña victoria. Luego colgaste y "ya nos veremos". Como tiene que ser. Pero tampoco te mentía. Me explicaré. Aquí está todo convenientemente mezclado. Pasado, presente y me atrevería a decir que futuro, tú y otras personas. La batalla entre realidad y pura fantasía sigue en tablas. Como en aquellos tiempos, aún hoy, podría enervarte. En eso no he cambiado.
Me he echo mayor sin haber madurado

Pero aún vive el monstruo y aún no hay paz. Son ese tipo de sensaciones con las que uno tiene que aprender a convivir, hasta el fin. Y sigo pensando en que no pienso crecer más.
Y sigo queriendo romper tus ventanas.
No te aconsejo que te relajes.
Sí.
Voy a romper tus ventanas.
Y voy a entrar como el aire."

Love Of Lesbian. Últimos días de 1999.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Desmotivación



Desmotivación:

Falta o pérdida del interés o el ánimo por hacer alguna cosa.

Hoy el día es oscuro y no promete mejoras. No se dibujan claros en el cielo y hace demasiado frío en la calle como para salir de dentro de uno mismo. Hoy no existen argumentos ni dentro ni fuera para creer en algo que haga bailar la rutina y aporte esperanzas de despertares en los que el reloj juega a favor y no en contra. Hoy no sale ese tren que me lleva a ninguna parte y he perdido las ganas de creer. Hoy cuesta levantar la cabeza porque ya no queda nada que la sostenga.

Si no hay motivos no quedan ilusiones. Si no hay ilusiones la vida se vacía poco a poco. Corren malos tiempos para soñar. De hecho corren malos tiempos para casi cualquier cosa.

Buenas noches.





jueves, 1 de noviembre de 2012

Un segundo de vida.

¿De verdad crees que es imposible parar el tiempo?

A veces me gusta sentarme a mirar como suceden las cosas ajeno al devenir de sus intereses. Me gusta tumbarme en la cama a escuchar como esa canción se desarma en mis oídos con versos que encarcelan mis sentidos del tiempo y el espacio. Disfrutar un olor que se difumina al pasar sabiendo que no sabes si volverá, pero que el día que de casualidad aparezca, te hechizará de nuevo. Cerrar los ojos e imaginar todo aquello que no está sucediendo y estremecerte sabiendo que tu mente vuelva más allá de los límites de ese segundero culpable que se esconde en su reloj.

Suelo jugar a hacer eterno un instante y a decrecer las horas con simples billetes de ida y vuelta a un presente que siempre camina demasiado acelerado. Con el tiempo descubres que la vida sucede a cada instante, que cada segundo es energía que se esfuma sin pestañear y que si no estás atento, cuando te giras ya no queda nadie atrás. Porque establecemos metas como forma de degustar el camino que seguimos para conseguirlas, y sabemos que su magia está en él, y no en el mero hecho de lograrlas.

A veces me gusta creer que el tiempo no es uniforme y que si tú quieres, puedes mecerlo a tu antojo, prendido de las ganas que tengas de soñar.



Zumo de naranja con vainilla
en algún puerto de una isla
que en septiembre se vacía.

Date ya el último baño,
el último respiro,
el último, tranquilo.

lunes, 1 de octubre de 2012

Ausente.

Él no era muy amigo de largos libros que te hacen pensar, ni de sermones profundos, ni siquiera se paraba a leer las noticias sino llevaban un titular enorme; porque decía que si algo de verdad valia la pena, te acabarías enterando tarde o temprano.

Las manos tensas en el bolsillo antes de salir de casa, un sudor frío que comprime la respiración y una mirada que no se detiene en nada que le haga recapacitar. Perdonar es de sabios, pero pedir perdón cuando sabes que está todo perdido, de cobardes; se repetía una y otra vez.

Se abrió la puerta y una bocanada de aire otoñal recorrió cada poro de su cuerpo. La calle se estremecía a las primeras horas de una mañana de martes que presagiaba lluvia y, con toda seguridad, ausencia total de calor. Por dentro y por fuera.

Se escuchaban voces al final de la calle pero quedaban demasiado lejos. Casi como ausente, descenció la avenida principal que desembocaba en la estación de trenes. Una pequeña mochila al hombro vacía de futuro y una chaqueta sin planchar era todo lo que necesitaba para desaparecer aquella mañana. Tal vez la vida regala segundas oportunidades, pero él ya no iba a estar allí para comprobarlo

.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Otra vez, el techo y la apisonadora, otra vez.

Porque al amanecer las cosas son más claras y brillantes, y la noche las confunde de sombras y engaños. Porque la luz del sol también nace para alumbrar el fondo de los cajones mejor cerrados y los bolsillos llenos de esas pequeñas bolitas de rutina y algodón.

Porque aunque me encanta esa sensación de espejismo barato teñido de libertad que me regalan tus noches, te prefiero de día. Con sol, con viento o bajo un paraguas que no distrae a la lluvia pero la mantiene distante. Y es que creo que nada duele más que un despertar sin tenerte cerca, que un aliento que no huele a ti.

No existen malos ni buenos, porque la película que tú diriges y yo protagonizo no entiende de victorias ni derrotas, solo de instantes de realidad y puestas de sol.
Tengo ganas de recorrer cada kilómetro que te separa de aquí, tengo ganas de comerme cada paso que te aleja y decirle al tiempo que ambos sabemos que la partida la tiene perdida desde el primer segundo.



Otra vez, toda la noche hablando hasta que llega el
momento de decir hasta mañana
Dejemos en pedazos lo de no poder
pasar entre las sombras sin caer
Dormir tan abrazados sobre el filo
es algo que no pueden resolver.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Septiembre

Vuelve septiembre y, con él, ese olor a gastado, esa mezcla de sueño y vida. Se vuelve a cerrar el ciclo, vuelve a terminar otro año y la cuenta se pone a cero.

Tengo prisa, estoy vacío pero sigo corriendo. Vuelven a sonar aquellas canciones que me hacían gritar, y es que el otoño tiene estas cosas. El final no queda cerca y eso hace que todavía me desgaste más. Una rueda que gira y gira en un punto fijo, una imagen en la mente que devora horas y apaga sonrisas. Dónde quedan los sueños un lunes por la mañana.

Ese viento que despeina miradas, esas manos frías en el bolsillo, ese olor a café de primera hora, esas puestas de sol, de nuestro sol. Y es que las cosas dulces, saben mejor en otoño.

Tengo hambre de septiembre, de rutina, de otoño, de desayunos disfrazados de calor, de noches frías desde la ventana. Tengo hambre de ti, de Madrid, de volver a ser yo. Tengo hambre de vida.

Saltar al vacío parece tu estilo
las olas del mar
te muestran el rumbo.

Ahí te encontré
un héroe de otoño
un soñador entre los locos

me dices mejor te veo en Diciembre
ya volveré el año que viene


miércoles, 15 de agosto de 2012

Cuenta atrás.

Porque a veces, no siempre, me da por pensar en cómo sería mi vida si no fuera mía. Un ciclón de proyectos que aparecen y desaparecen con la velocidad de las olas en otoño. Y que vuelven a la carga cuando los habías olvidado, y es, curiosamente, cuando vuelves a ilusionarte con aquello que estaba cerrado desde hace mucho.

Una canción, dos estrofas, una melodía, una imagen, un olor, un sueño, volver a pisar esas calles que fueron tuyas. Cualquier detalle insignificante es capaz de devolverme a mi más pura esencia y recordarme que en el fondo, ahí dentro, todo sigue igual que antes.

Empieza una cuenta atrás y estoy listo para seguir transformando cada día en recuerdos inolvidables.



Una obra maestra de la música, no merece más comentario.

domingo, 22 de julio de 2012

A veces se me olvida.

Me gusta ver pasar el tiempo desde la ventana. Me gusta esa sensación de melancolía que nace desde el estómago y hierve por las venas hasta llegar a tu mente. Me gusta ese vaivén de sensaciones que produce saberse lejos de lo que has sido y a la vez tan cerca de uno mismo.

Me gusta sentirme aquel que madrugaba para coger un tren, aquellas tardes eternas donde no importaba el tiempo. Me gusta saberme en cada uno de los asientos de aquel cercanías que viajaba a la velocidad de mi adolescencia. Me gusta encontrarme en cada sonrisa de aquellas fotos. Me gusta verme en aquellos castillos que nunca terminaron de pintarse y en esa sensación de lo prohibido. Me gusta sentirme de nuevo en esa rutina maldita de clase y miradas furtivas, de imposibles con sabor a café. Me gusta reencontrarme en cada palabra y cada gesto, en cada tren a Madrid y en cada vista atrás.

Me gusta saborear que esa esencia sigue viva y que sigue latiendo, me gusta sentir que sigo siendo aquel que intentaba dibujar sonrisas en las ventanas para que los días fueran más dulces. Y que lo seguirá haciendo para que cuando el tiempo desdibuje el ahora, siga viva esa sensación de magia cuando mire hacia mis pasos.

Me defiendo como gato panza arriba
sin llegar a distinguir a mi enemigo,
y me enredo con los hilos de tu vida
y me enfrento a un inventario de castillos.

jueves, 5 de julio de 2012

Muerdo el agua por ti.

Como la fuerza que te mueve a cambiar el mundo de puro instinto.

Como el viento que te agita las arterias cargadas de esa chispa de la vida tan tuya, tan grande que solo muere entre sábanas deshechas.

Quiero despertar tus mañanas entre las rendijas de la ventana, entre ese sol que juega al despiste con un verano que nunca termina.

Quiero gritar en el vacío de tu ausencia y llenarlo de tu piel húmeda, de tus impulsos. Castigar de madrugada a todos los vecinos con tus risas sin importar ni cómo ni cuándo ni porqué.

Quiero ser tu manual de supervivencia. Ni tu ayer, ni tu mañana, ni tu anhelo ni tu melancolía. Quiero ser tu hoy, tu ahora.



Cómo no pude darme cuenta
que hay ascensores prohibidos,
que hay pecados compartidos,
y que tú estabas tan cerca.


viernes, 15 de junio de 2012

Llévame a ver salir el Sol

Cuando tu mirada se pierde entre tanta gente. Cuando no queda nada ni nadie esperando a que se apaguen las últimas luces del atardecer. Cuando la noche se dibuja entre lágrimas de ayer que limpian las pisadas que dejas atrás cuando te marchas. Cuando la luna solo ilumina caminos que no puedes recorrer y le pides explicaciones a un mundo que ha dejado de escucharte. Cuando una ventana abierta significa más que diez aviones a punto de partir y una sonrisa es capaz de borrar noches enteras de dudas e insomnio.

Cuando metes la mano en tus bolsillos y solo obtienes una lista de recuerdos y puñados de melancolía en vasos con hielo. Cuando hasta tu almohada parece burlarse del significado que le das a tus palabras, y el segundero bombardea la habitación con golpes de realidad.

Quiero pintarte en esa playa vacía de otoño; en esa estación que llora porque está harta de prisas y despedidas; en ese teléfono que suena de madrugada; en esa canción que nunca termina en nuestras cabezas.

Llévame a ver salir el Sol
y no me sueltes la mano. Todavía no.

sábado, 26 de mayo de 2012

Año II después de ti.


Hoy hace justamente dos años del final de una era y el principio de otra. Diferente, cambiada, insulsa, inútil, sin ti.

Un ambiente enrarecido y complicado se vuelca sobre este día con tintes de aquel ayer oscuro casi negro que dibujaste la noche que te apagaste. Sin despedida, sin un "adiós" que maquillase las horas de dolor, sin una sonrisa que guardar. Y es que, como pasa siempre en estos casos, los mejores momentos se magnifican y los malos se pierden en el cajón del olvido; porque ningún alma vale tan poco como para teñirla de sombras el resto de su memoria. Y la tuya, créeme, valía su peso en oro.

¿Sabes? Desde entonces las cosas han cambiado, mamá y los peques están juntos y el tete y yo los cuidamos para que todo salga bien. Tu recuerdo dibujado en ellos se va agrandando día a día y aunque parezca que no, siempre estás presente. No hay miedos ni dudas; su futuro, cueste lo que cueste, será tal y como tú lo soñabas. Te lo prometo.

¿Y yo? pues qué te voy a contar, deambulando por este mundo, descubriendo ilusiones tras la esquina de cada calle que me impidan olvidar que la vida sigue siendo el tesoro que tú me enseñaste de pequeño. Trazando en Madrid el camino que en Alicante no podía, y volviendo para recuperar esa esencia tan nuestra que nadie debería perder. Sé que es difícil, y tú lo sabías mejor que nadie, pero todo saldrá bien.

No te voy a engañar, muchas veces siento que mi vida, desde aquel día, es un trazo de huida hacia adelante queriendo escapar de mis propios fantasmas. Y aunque el devenir de la rutina me haga arrinconarlos y sentirme bien, sé que nada volvió a ser igual; y que pocas voces me ayudarán a olvidar la tuya. Me sentí solo, y autoengañándome disimulo que todo perdió gran parte de su sentido aquella mañana de mayo.

Hoy no estás, hoy te dibujo en sueños. Creo en ti a través de retazos de palabras abandonadas en mi memoria. Rompo a llorar sabiendo que nada podrá ser igual y me despierto de golpe en un mundo cada vez más jodido de aceptar. Recupero la ilusión por escribir porque sé que es de las pocas cosas que me llenan y dejan volar todo lo que todavía tengo adentro.

Volveremos a vernos, estoy convencido. Un abrazo enorme, de esos llenos de atardeceres en la playa, mañanas de verano en tu cuarto y paseos por el parque. De esos que solo tú y yo conocíamos.

Por que tú me enseñaste a quererle, y no hay mejores letras que te definan que las de Sabina.



Tenemos proyectos que se marchitaron,
crímenes perfectos que no cometimos,
retratos de novias que nos olvidaron,
y un alma en oferta que nunca vendimos.

Tenemos poetas, colgados, canallas,
Quijotes y Sanchos, Babel y Sodoma,
abuelos que siempre ganaban batallas,
caminos que nunca llevaban a Roma.

Más de cien palabras, más de cien motivos
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena.

viernes, 18 de mayo de 2012

Como mayo sin primavera.

De repente una idea absorbe mi mente y es entonces cuando sabes que en el camino que tienes pensado trazar solo existe un destino y tienes claro cómo dibujarlo.

Lo siento, soy así, a pesar de que a muchos no les guste, quizá porque no lo valoran, no lo entienden, o porque aseguran que no existe futuro en ello, pero es algo que nace de dentro, que no se elige. Camiseta, vaqueros y zapatillas. Música alternativa en mis cascos y una sonrisa dibujada pese a la lluvia. No tengo espacio para las camisas, los zapatos y la gomina. Decidí huir de horas de oficina tediosas, madrugones ausentes de ilusión y veranos a la sombra. Porque tal vez el dinero no es el objetivo para todos, sino el camino para algunos. Por eso y mucho más decidí ser maestro; por eso y mucho más decidí que mi vida eran los niños y hoy sin ellos no soy nada.

Vestidos con el chándal del equipo, con el uniforme del colegio, con esas camisetas de colores, esos peinados absurdos y sus pájaros en la cabeza. Sus miradas y sueños son las piedras que asientan los pasos que voy dando. En ningún sitio como en el patio del colegio o el césped de un entrenamiento. En ningún sitio como en sus mentes y sus palabras. Desde Joan o Alain hasta Dimitar, Lucía o Manuel han ido pasando nombres, momentos, anécdotas, vidas, todas ellas llenas de valor y significado que hoy son el impulso a seguir adelante.

No importa que no haya futuro, no importa que ustedes no me lo quieran dar. No importa que tenga que hacer horas y horas de más sin una esperanza clara; no importa que tenga que estudiar cosas absurdas que no me gusten; no importa que quienes mandan crean que nuestros sueños no son más que un número en la listas del INEM. Porque creo en ello y siento que no hay más ciego que el que no quiere ver, que por muchas barreras que ustedes creen, una vida pesa más que todas ellas; hoy tengo ganas de creer.

Hoy brindo por que mi futuro sea el que yo dibuje y no el que ustedes me impongan.



¿A quién vas a mostrar tus cicatrices,
tu rabia por vencer los imposibles,
tu salto que es mortal y te hace libre,
tu forma de besar que es invencible?

viernes, 4 de mayo de 2012

No queda inspiración.

Y es que ya ves, a pesar de los años me sigue costando escribir, encontrar esas pinceladas de magia es cada vez más costoso y la primavera no ayuda en este Madrid abarrotado de gente, nubes y planes por hacer.

No sé si es el tiempo, las neuronas que han quedado por el camino tras innumerables noches tan largas como los secretos que aguardan, la falta de ilusión o el exceso de caídas, pero estas letras cada vez se difuminan más lentamente sobre el teclado. Quizás necesite una pizca de Alicante y su sol para levantar el ánimo o, simplemente, la vida tiene estas cosas.

Prometo no perder esos trazos de vida dibujados en líneas de historias que a nadie le interesan pero suponen un mundo. Prometo luchar por recuperar la esencia en los pequeños placeres de la vida. Necesito una dosis de café por las mañanas, de rutina sumergida en ilusiones, de viajes en tren, de tardes en el sofá. Necesito una dosis de mí mismo.

De momento, me conformo con morir en letras perfectas, y es que la vida, sin música, es mucho menos vida.




Si acerco el oído, no podré escuchar el mar.
¿No ves? Tan solo aquel ruido que aceptamos por verdad.
¿Y si el ruido es todo lo que sé?
Un ruido que hasta el silencio ve.
Huyamos hoy, antes de las diez.
Si huimos hoy, no enloqueceré.

sábado, 7 de abril de 2012

Aquella eterna sonrisa.




Cuando llego a casa la nostalgia supura por cada poro de mi cuerpo y aquel adiós se transforma en sonrisas llenas de quizás.

Tal vez no haga tanto tiempo de aquellos días llenos de signifiado y miradas, de aquellas noches de zozobra e ironía vertidas al cubo de las horas muertas. Las pisadas queman cada vez que giras la cabeza y sientes el temblor de unas piernas que nunca están de acuerdo con lo que la cabeza decide. Corazón e ilusión se han agotado de debatir historias absurdas que nunca acaban bien.
Nos ha tocado levantarnos cada mañana sabiendo que ya no volverán los minutos que perdimos y morimos en esfuerzos inútiles que convierten segunderos malditos en preguntas a un viento que se ha cansado de responder.

Hoy me cuesta encontrarme a mí mismo al otro lado de ese espejo. Cierro los ojos y ya retumban lejos los ecos de aquellos sueños prometedores. La esencia de la vida que perdimos en cada esquina que giramos va desgastando esa cuerda de la que pendemos ajenos a todo lo que pasa allí afuera. Hoy necesito marcar un antes y un después. Hoy necesito que mañana sea una forma de bailar con mis propios recuerdos y sacar a flote lo único que queda de esa llama que se me apaga cada vez que cierro los ojos.

Es un ultimátum, y tengo ganas de recuperar mi vida, gritarle a la lluvia y tirar el paraguas. Tengo ganas de sentir que la fuerza sigue latiendo y que todavía quedan sonrisas que robar y silencios que romper. Todo habrá valido la pena pese a que salga mal, aunque solo sea por lo que nos hace vibrar mientras lo vivimos.

En mentiras creemos
nos limitamos a pensar que somos buenos
nunca nos preguntamos
solo hablamos, reímos y a veces lloramos

Cuando nos conocemos
empezamos a pensar lo que esta pasando
y miramos mas lejos
y miramos donde nunca habíamos mirado.

Se nos hace corto el tiempo
cada vez que el corazón se embala
se nos pasa la vida entera
buscando aquella eterna mirada.


miércoles, 21 de marzo de 2012

Un día diferente

Llegas al portal y sales a la calle. La lluvia moja tu cara, extrañado miras al cielo, hacía tanto que no llovía que ya casi habías olvidado esa sensación que tanto te gustaba. Oyes el estruendo de la vieja puerta de hierro cerrándose a tus espaldas y comienzas a andar. Hoy no será un día más, pero tampoco es que te ilusione. Se palpa en el ambiente que las cosas van a comenzar a cambiar, tal vez a mejor. Como esa sensación que notas cuando sabes que has hecho algo bien y, lo sepa alguien o no, hoy estás orgulloso de ser tú y, para las pocas veces que sucede, no queda más remedio que levantar la cabeza. Muchas veces te preguntas si será verdad eso que dicen de que cuanto más a gusto estés contigo mismo, mejor te tratará el mundo, y hoy es uno de esos días donde lo entiendes.

La calle se dibuja oscura, un cielo lóbrego amenaza con arrancar de cuajo esa primavera recién estrenada, inundando de diminutas gotas de invierno cada hora del día. Tal vez la mejor estación del año haya tenido prisa en llegar, pero hoy se respira un ambiente gélido y no parece importarte. El tren de tu vida llevaba tiempo parado en la misma estación y hoy ya se oye ajetreo en el andén. Tal vez no sea el mejor destino, pero hay veces en que no importa el final mientras el viaje valga la pena.

Las victorias nunca pasan por mi lado,
las promesas y las dudas en el mismo trago.
Te necesito cerca, aunque sea un rato.

Piel de huracán,
podemos apostarlo al billar,
hagamos un trato,
lo dejamos igual.

Si alguna vez fui un loco
que te quiso cambiar,
no se te ocurra
entenderlo mal.


miércoles, 29 de febrero de 2012

La historia se repite

Una calle larga y estrecha. Un callejón cuyos adoquines todavía rezuman las secuelas de la madrugada. Una niebla que te hechiza, negándose a dejar paso al nuevo día. El sol no tiene cabida entre sus paredes. No entiende de despertares ni de cambios, se mantiene inmersa en una dinámica casi somnolienta donde ni tú ni yo somos bienvenidos. El tiempo no pasa en ella, y cada golpe del segundero se eterniza hasta un infinito tan relativo, que no comparte nadie allá fuera. Me agota cada palmo suyo, me enerva cada poro de mi piel que se humedece de esa niebla. No soporto vuestras mentes, políticos y jefazos, mandatarios y gobernantes. No soporto sentir esas calles en vuestras cabezas. Sois el epitafio de un mundo que necesita crecer, sois al paredón hacia el que nos encaminamos con pancartas y sueños que no servirán para nada.



¿Quien nos ha llamado
a ser juez, jurado y verdugo?
¿Quién nos dio el poder para saber
quien es primero y quien segundo?
¿Cuál es el motivo elevado
que mueve vuestros actos?
Sé que es imposible que la envidia
haya manchado tantas manos
Pero podria suceder, todo podría suceder.
La historia se repite una y otra vez
Como un martillo en la pared.

A las puertas de una nueva era
que nos haga a todos libres
Sé que es imposible
que mi libertad no sea inconcebible
Pero podria suceder.

martes, 31 de enero de 2012

Miedo

Miedo, del latín metus, perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.

Tan antiguo como el ser humano, tan humano como la propia vida. Llave y solución a los problemas más ancestrales y culpable de los grandes errores de la historia. El arma más mortífera que existe, el clavo que sostiene el día a día de una sociedad que camina hacia su propia desaparición. Cada paso, cada giro, cada movimiento va impregnado de su esencia. Todo es mucho más sencillo si el miedo juega de tu lado.

Miedo a lo desconocido. Miedo de sufrir. Miedo de no estar a la altura, miedo al error. Miedo de llorar. Miedo al olvido, o lo que es peor, miedo a no olvidar nunca. Miedo a salir, miedo a entrar. Miedo de partir. Miedo a mirar atrás. Miedo a uno mismo, miedo a la sinceridad del espejo. Miedo a ver el sol cuando escuece, y miedo a no volver a verlo.

Musa y verdugo. Consejero de noche junto a la almohada, el peor de los enemigos. Nos gusta jugar, creer que dominamos esa sensación, sentir como se crea y se desvanece tan sutilmente que solo las pulsaciones son capaces de entenderlo. Lo buscamos inconscientemente porque nos frenetiza la vida y huímos de él cuando lo sentimos cerca. Hoy tengo miedo, miedo a no ser yo, miedo a que mañana no sea mañana, mi mañana.

Miedo
de quererte sin quererlo
de encontrarte de repente
de no verte nunca más.

viernes, 27 de enero de 2012

Si solo queda esperar, se espera.

Cuando ya suenan lejanas las notas de aquella canción, únicamente en mi cabeza. Miras alrededor y te maldices sabiendo que no hay vuelta atrás. El viento enrojece tus mejillas y te hace tiritar de frío, ¿pero solo es frío? No, son mañanas, tardes y noches de abrigo, de la tenue luz de casa, esa sensación de que todo está controlado, esa calma casi perfecta que da sentido a la inconsciencia.

Tu condición de persona fuerte y decidida no te permite dudar, quien algo quiere algo le cuesta reza un principio que te has grabado a fuego en la piel. Un fuego que quema, uno de esos que no terminan de apagarse. Maldito sea el tiempo, sus caprichos susceptibles y su melancólica realidad. Maldita sea cada hoja de ese calendario que una vez en el suelo muere, se desvanece. Maldito seas tú y tu ingenua manera de creer en imposibles. Maldito sea el espejo, ese reflejo que te ha visto crecer y escupe realidades cada mañana.

Pero hay algo, una sombra, una mueca, un sonido, una luz, una constante que se repite y te hace pensar. Te desmonta la conciencia y tira por tierra la consistencia de cada recuerdo. Una realidad se viste de presentes y hoy eres tú el que conduce ese coche de madrugada, el que llega cansado a casa, el que cambia de canal para ver el telediario, el que prepara ese café que tanto te gustaba oler, el que desayuna con prisas, el que pone la hora al despertador. Hoy eres tú quien lucha por conseguir esa destreza que te permite soñar tranquilo. Hoy los ojos se posan sobre ti esperando algo grande y ya no quedan excusas, no hay trampas, ya no son suficientes los principios sin finales. La vida ahora es tuya, es caprichosa y vulnerable, es fría y consecuente. Es simplemente vida.

Ya hace algunos siglos que he empezado a sospechar
que he caído sin quererlo en tu gravedad.
Es como si andara siempre en espiral,
cuando encuentro una salida, tú apareces.

Así que alégrate, lo has conseguido,
los días sin ti serán precipicios,
no hay manera humana de escapar.


miércoles, 4 de enero de 2012

Otro más, y ya van dos mil doce.

Cuentan que el uno de enero es el comienzo de todo, el reloj vuelve a empezar la cuenta atrás, los días, meses y estaciones se preparan para volver a nacer. El carnaval, la semana santa, el sabor de la primavera que precede a las hogueras, los siempre dulces julio y agosto, seguidos del melancólico otoño y los madrugones invernales que dan paso a la navidad; uno a uno se van sucediendo con impasible calma y velocidad pasmosa todas y cada una de las cosas que han de pasar cada año. Son ajenas e independientes al curso de nuestras vidas, siempre seguirá sumando segundos la aguja del reloj, porque su mecanismo no entiende de personas ni situaciones, no atiende a motivos ni explicaciones.

En estas fechas me estremece pensar la maravillosa facilidad que tiene el mundo para no inmutarse, para permanecer impenetrable e indiferente al devenir de nuestras mentes. No importa quien quede ni quien se vaya; doce uvas o lentejas; la Roma de Julio César, la Jerusalén del año 0 o la maltrecha España de hoy; lo mismo da el dinero que tengas en el bolsillo que las ilusiones que hayan caído por el camino; el tiempo nunca se va a detener, la vida permanecerá como siempre ha existido: nunca dejará de latir ese corazón que llamamos mundo.

Hoy quiero brindar por ese bostezo mañanero de lunes insufrible; por esa sonrisa cuando el calendario pinta de viernes el sonido del despertador; por ese minutito que robamos al sueño imaginando vidas que nunca tendremos; por ese olor a café y tostadas; por cada 'buenos días', por cada 'hasta mañana'; por esa ducha refrescante de agosto y ese edredón de diciembre; por ti, porque conviertes mi vida en argumentos para seguir; por mí, porque por más años que pasen no me canso de luchar por lo que quiero y lo que soy. Hoy quiero brindar por el mundo, por nuestro mundo, ese que construimos cada uno y es que, a pesar de todo, sigue siendo el mejor lugar para vivir.

Feliz 2012!

El año empieza con una canción que nos ha hecho fuertes, una frase que gritamos al cielo, la mejor despedida que se pueda soñar.



Y yo que no puedo estar sin ti,
no he encontrado la manera de que no tengas que morir.
Si te quedas quieta ahí,
yo te grabo en mi cabeza cuando no paras de reír.

No está demostrado que el Sol se quede fijo ahí,
ni que la luna y las estrellas vayan a estar
para que las puedas tú mirar.

A mí me gustaría que vivamos para siempre
y que seamos... ¡JÓVENES ETERNAMENTE!!!