domingo, 24 de noviembre de 2013

Ahora que



Ahora que el frío es largo y huele a castañas y manta de lana. Ahora que los atardeceres son cada vez más madrugadores y la arena hace tiempo que desapareció de los bolsillos. Ahora que las avenidas se visten de invierno, de noche, luces y atascos. Ahora que la playa duerme vacía y el café le ha ganado al sueño. Ahora que las manos nunca se calientan del todo y huele a chocolate en la cocina. Ahora que mis domingos ya no saben a retiro y me descuido sin tus prisas. Ahora que el tiempo pesa más que el olvido y el mundo se viste de gorro y bufanda.

Ahora es cuando ya no está permitido soñar y, curiosamente, ahora es cuando ya no estás.



El granizo, que golpeando la uralita
me contaba las cositas de la atmosfera y demás,
me contaba, que la nubes proclamaban
su derecho a retirada
y que los dioses del viento se cansaron de soplar.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Ya ha comenzado la cuenta atrás...

...se acabará.
No es que no me importe,
es que simplemente sé que lo hará.


¿Y si probamos a quitarle el polvo a nuestra caja de pandora? Tal vez allí sigan rehenes nuestros gritos envasados al vacío, nuestro álbum de fotos. Tal vez así consiga entender que sonreír no fue el delito, sino la recompensa.

Es tan sencillo como dejar que aquella estrofa se clave en tu piel, otra vez. Bastará con volver al lugar que nos hizo libres un día, demostrarnos a nosotros mismos que la fidelidad no es más que un estado de ánimo que creímos olvidado, pero nunca muerto. A veces nos perdemos en las líneas rectas y es que se nos escapa que aprendimos a ser eternos en las curvas peligrosas, en el vaivén de miradas, en los pliegues de una sábana de invierno.

Nunca llegué a entender cómo pudimos salir con vida de aquello, pero el tiempo me ha enseñado que ya estábamos muertos antes de tomar la primera decisión. Lo demás, tan solo fue dejarse llevar.

Y ya me ves, bailando con otro lunes que se resiste a morir. Discutiendo sobre si el mundo está bien trazado, o es solo un borrador injusto e inacabado. Rompiendo sueños cada vez que suena el despertador, de esos que pellizcan los recuerdos, de esos que retuercen los inviernos.