sábado, 28 de diciembre de 2013

Hasta siempre, número trece.

Si es cuestión de empezar, empezaré diciendo que las caídas tiñen de barro un nombre que ya recoge su mochila dispuesto a abandonar mi vida con más pena que gloria.

Llegaste frío e incierto, desmenuzando de madrugada el miedo a cada lunes marrón. Has sido una coma en un río de palabras, un barco varado antes de zarpar.

El tiempo sigue sumando vueltas al reloj y no te he olvidado, quizás este año me has faltado más de lo habitual, quizás he echado de menos ese guiño que me protegía de mi suerte. Mi vida cada vez está más lejos de ser aquella que soñé tan mía, cada vez salen menos trenes y cada día me hastía más el vaivén de miradas vacías.

Sin embargo, ya ves, me propuse reencontrarme y aquí sigo, fiel a lo que yo no elegí pero me hace diferente, ganándole partidas al espejo y creyendo que no murió aquel superhéroe pese a que los años enterrasen su capa. La magia sigue viviendo en sus ojos.

Quedan mundos por descubrir, batallas sin empezar, noches que jamás morirán y días en los que no se pondrá el sol. Quedan locuras, sueños y tiempo, mucho tiempo para hacer, al menos, que haya valido la pena llegar hasta aquí.

Un final es, por consiguiente, el comienzo de algo diferente, borrón y cuenta nueva, una oportunidad más de demostrarte que estás aquí por algo. Y sé que tú seguirás allí, el funambulista imbatible, el yo eterno.

Feliz 2014 a todos.

Despido el número maldito con usted, maestro Calamaro.



Bohemio es ser la sombra de encontrarle el sentido a las cosas.
Bohemio es un deseo a destiempo, también es necesidad.
Te quiero porque a pesar de todo, me vas a seguir queriendo un poco más.
Permite que me saque el sombrero para saludarte, libertad.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Mil novecientos ochenta y ocho

Es cierto que todos tenemos una historia, y que no por nuestra es mejor, pero sí más bella. Todos tenemos unas marcas de identidad que nos representan, unos cuándo que dan respuesta a la mayoría de nuestros porqués. Y los míos se empezaron a escribir a finales de los ochenta.

Soy de esa generación que creció cuando la tecnología todavía no era una amenaza sino un entretenimiento. Los telediarios no bombardeaban cada tarde con monstruos que se cuelan en la vida de niños y adolescentes a través de las redes, la crisis no existía y las grandes avenidas vivían ajenas a esa mezcla de odio y tristeza que inunda las manifestaciones.

En mi recreo se cambiaban bocadillos de mortadela y cuadernillos Rubio por tazos y cromos, y el rey siempre era quien se llevaba el más valioso. No eras nadie si no jugabas en el equipo del cole y encontrar agujeros en la verja sin que te pillaran los monitores del comedor era una aventura que se pagaba diez veces más cara que cualquier app del playstore. El día no empezaba hasta que se abría la puerta cada mañana a las 8:30 y subías al bus con la seguridad de que tu mejor amigo te había cogido el sitio bueno. Las cuidadoras te ayudaban a terminar el álbum si no la liabas en los trayectos y, con suerte, si venía el conductor simpático ponía ese disco del que nos sabíamos las letras casi como himnos.

Soñabas con ser Raúl, Figo o Rivaldo, en los recreos imitábamos el arquero de Kiko o el avión de Ronaldo y sabías que si te portabas bien y hacías caso, es posible que los reyes trajeran algún juego de la SuperNintendo. Al fin y al cabo con estudiar bastaba para llegar lejos.

La calle era un universo del que nunca querías salir, vivías con esa sensación de libertad incontrolable que solo dinamitaban los deberes para mañana. Mamá era una heroína de la que jamás se dudaba y, como llamasen del cole, prepárate para correr porque sabías que iban a volar zapatillas. No existía la prisa por madurar, sabías que todo acabaría llegando, bien pensado no era tan malo eso de ser niño.

Ahora sientes lo lejos que queda todo aquello pero sabes que valió la pena y, aunque dicen que la sociedad evoluciona y mejora cada generación que pasa, yo no cambiaría esa historia por ninguna.

Y esta canción, queridos míos, es un escalofrío, una bandera, uno de esos cuándos.


Llega el momento, me piro
al filo de la mañana, qué frío.
Que no me he puesto el sayo,
pero me he puesto como un rayo.
Me siento como un esperma en un tubo de ensayo.
Congelado pero vivo.


domingo, 24 de noviembre de 2013

Ahora que



Ahora que el frío es largo y huele a castañas y manta de lana. Ahora que los atardeceres son cada vez más madrugadores y la arena hace tiempo que desapareció de los bolsillos. Ahora que las avenidas se visten de invierno, de noche, luces y atascos. Ahora que la playa duerme vacía y el café le ha ganado al sueño. Ahora que las manos nunca se calientan del todo y huele a chocolate en la cocina. Ahora que mis domingos ya no saben a retiro y me descuido sin tus prisas. Ahora que el tiempo pesa más que el olvido y el mundo se viste de gorro y bufanda.

Ahora es cuando ya no está permitido soñar y, curiosamente, ahora es cuando ya no estás.



El granizo, que golpeando la uralita
me contaba las cositas de la atmosfera y demás,
me contaba, que la nubes proclamaban
su derecho a retirada
y que los dioses del viento se cansaron de soplar.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Ya ha comenzado la cuenta atrás...

...se acabará.
No es que no me importe,
es que simplemente sé que lo hará.


¿Y si probamos a quitarle el polvo a nuestra caja de pandora? Tal vez allí sigan rehenes nuestros gritos envasados al vacío, nuestro álbum de fotos. Tal vez así consiga entender que sonreír no fue el delito, sino la recompensa.

Es tan sencillo como dejar que aquella estrofa se clave en tu piel, otra vez. Bastará con volver al lugar que nos hizo libres un día, demostrarnos a nosotros mismos que la fidelidad no es más que un estado de ánimo que creímos olvidado, pero nunca muerto. A veces nos perdemos en las líneas rectas y es que se nos escapa que aprendimos a ser eternos en las curvas peligrosas, en el vaivén de miradas, en los pliegues de una sábana de invierno.

Nunca llegué a entender cómo pudimos salir con vida de aquello, pero el tiempo me ha enseñado que ya estábamos muertos antes de tomar la primera decisión. Lo demás, tan solo fue dejarse llevar.

Y ya me ves, bailando con otro lunes que se resiste a morir. Discutiendo sobre si el mundo está bien trazado, o es solo un borrador injusto e inacabado. Rompiendo sueños cada vez que suena el despertador, de esos que pellizcan los recuerdos, de esos que retuercen los inviernos.


domingo, 27 de octubre de 2013

Querido amigo bigotudo.

Verás, lo he estado pensando seriamente, y he llegado a la conclusión de que me debes un favor.

Quizás porque cuando eras un enano flacucho y miedoso estuve a tu lado hasta que creciste y te convertiste en ese canalla de ahora. O porque te vuelve loco la tortilla de patata y el pan tostado, pero te asustan los fuegos artificiales, los coches teledirigidos y los globos de agua. A lo mejor es porque los domingos llevan nuestro nombre en paseos eternos. Porque las decisiones más importantes las he pensado paseando contigo. Porque eres esa llave a la desconexión, a la tranquilidad, a la música. O tal vez porque entiendes a la perfección lo que te digo sin poder hablar, porque me conoces como la palma de tu mano(pata). Esa mano que me levantas cuando se te meten esas bolitas incómodas de los árboles entre los dedos y quieres que te las quite.

Quizás sea porque te gusta ver los partidos conmigo en el sofá aunque no sepas de fútbol. Porque desayunamos juntos sean las 7:00 del lunes o las 12:00 de un domingo de resaca. Porque te da igual cómo me haya ido el día, me recibes siempre de la misma forma. Porque no juzgas lo que haga o lo que me pase, me quieres igual. O, ¿sabes? a lo mejor es porque estuve año y medio viviendo lejos de ti, y bajabas corriendo por las escaleras y te tirabas encima de mi cada vez que llegaba cargado de maletas. Porque hemos aprendido juntos a saber interpretar este estúpido mundo en el que vivimos. A lo mejor es porque eres mi mejor amigo, y hay algo que me une a ti.

Sea como sea, hazme el favor de curarte pronto, ¿quieres?



Lucha, con un movimiento
Una luciérnaga azul y tú,
Para ya,¿no ves que hay una luz
en el fondo de mi corazón?

domingo, 29 de septiembre de 2013

Inevitable locura

Bastará con que te quites el disfraz, carnaval este año nos pillará bailando. Desnuda mi azotea de verdades encaladas, desviste con un cruce de miradas mi trinchera de rencores dormidos. Vete y deja la puerta abierta, necesito respirar. Tira de la cuerda que ata mis instintos primarios, deshaz el nudo. Salta cuando arranque el tren, siente el aire de su velocidad en la cara y cierra los ojos. Grítame tus mentiras, apaga las luces de emergencia y huye lejos. Pon a tender mi ropa del revés, báñate en arena mojada, en salitre de otoños que me invento. Tararea después esa canción que destroce mi universo y dame la espalda, sal corriendo. Locura de los sueños que dibujas.



Ya no juego en tu tablero.
He roto nuestra baraja.
Sólo diré que te quiero
si es a punta de navaja.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Un día más

Hay días en los que debería estar prohibido que saliera el sol, y otros en los que nunca tendría que ponerse.
Hay palabras capaces de apuntalar una vida, y otras que la pueden desarmar hasta los cimientos.
Hay canciones que se cuelan hasta las entrañas y se tatúan en el alma. Hay acordes letales y versos que cosen cicatrices.
Hay decisiones que nunca nos perdonaremos y caminos que mueren antes de ser andados.
Hay partidas que perdemos por miedo a no estar a la altura. A la altura de nuestros sueños.


"¿Qué escribes?
Una carta a los reyes magos.
Pero, si la navidad ya ha pasado.
Para la próxima.
¿Y qué les pides?
Que nos devuelvan la vida."

Pilar López de Ayala y Unax Ugalde, Báilame el Agua.


lunes, 16 de septiembre de 2013

Promesas

"La vida es una serie de colisiones con el futuro; no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser."

José Ortega y Gasset


Desde que empezamos a tener uso de razón vivimos sumergidos en una mentira, una eterna y dulce mentira. Es posible que si tuviéramos que pararnos a pensar en nuestras promesas no cumplidas, la vida sería mucho más amarga. Supongo que la mente se encarga de borrar con el paso del tiempo las experiencias menos agradables, y suavizar los recuerdos, convirtiendo cada tiempo pasado en un recuerdo mejor. Curiosa forma de sentirnos vivos.

A veces me gusta creer que lo mejor está por llegar, que he aprendido a reinventarme cada mañana. Que no es una decepción no ser hoy quien soñé, que se puede volver a creer, volver a querer, que todavía queda mucho por aprender.

A veces, y solo a veces, me gusta pensar que somos sueños, que sin ellos no podemos vivir. Que cuando una cabeza deja de soñar, firma irremediablemente su muerte.

A veces me gusta decirle al espejo que cuando muere una promesa, no es porque haya fracasado, sino porque no era el momento de cumplirla.



Siempre quise ir a L.A.
dejar un día esta ciudad,
cruzar el mar en tu compañía.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Septiembre, otra vez

Supongo que es una cita a la que no puedo faltar cada año. Septiembre vuelve como un ciclón, como la marea que sube tras la resaca del mar. Septiembre es parte de mi, porque me vió nacer, porque en él pasaron algunas de las cosas más importantes de mi vida. Septiembre es el espejo de mis emociones, un río de sueños desnudos, una nueva oportunidad para seguir creyendo.

Poco queda ya del niño que entraba en depresión cuando el calendario anunciaba tu nombre, porque el verano llegaba a su fin sin avisar. Poco queda de aquel adolescente que celebraba cada día como hoy, con helados y escapadas, el recuerdo de la tarde en que aprendió a amar. El reto de empezar una carrera, el de verte de golpe en un claustro de profesores y ante montañas de niños, el de empezar una vida nueva. Todos ellos llevan tu nombre. Madrid, y ese año trascendental que todo lo cambió. Sus nombres, sus gestos, sus olores. Todo eso se llamó un día septiembre, y vuelve a renacer cuando llega el número nueve.

Mi historia empezó a escribirse un mes como este y cada vez que vienes me convences de que ha valido la pena, de que no somos nada sin nuestro pasado, de que somos el reflejo de aquello que hicimos crecer.



A veces tan triste
y a veces tan libre
veneno la confusión
veneno yo.

lunes, 26 de agosto de 2013

Arena mojada

No te miento si te cuento que, alguna vez, creí en ella. Parecía tímida y sutil, penetrante y perfecta. Sus ojos transmitían ese brillo que solo ves en sueños, esa luz que te ciega y te embriaga, que hace más liviano el dolor, que amedrenta a las fieras.

Ella era olor a chocolate. Era el abrazo de una estación (que nunca tiene el mismo sabor que el resto de abrazos). Era despertar un domingo a medio día, era la primera copa de un sábado, era una contínua resaca de primavera. La recuerdo como un viaje de ida, un regalo que se hace esperar, un adelantamiento en la última curva. Ella fue ese guión no escrito que perdimos al amanecer de un dia que ya he olvidado.

Pero todo principio conlleva una responsabilidad, un compromiso firmado en tinta invisible que no se debe romper. 'Que se mueran ellos, que no nos entienden. Mientras nos tengamos el uno al otro seremos invencibles'.

Pero se rompió. Y cayó, y yo caí detrás.

Hoy una mirada se pierde en el palpitar de las agujas de un reloj. Alguien dijo una vez que las decisiones más importantes se tomaron hace tiempo, y ahora pesan demasiado. Olvidaste que lo dificil no era empezar, sino saber decir adiós.



¿Quién puede estar sin morirse por nada?
Tú vivirás sin que yo te haga falta.
Despiértate y siente en tus pies el frio de la arena mojada.
Y al despertar baila salvaje al ritmo lento del oleaje.


domingo, 4 de agosto de 2013

Las mejores canciones se escribieron un domingo

Yo estoy convencido de que si pudiera quedarme a vivir en un lugar, sería el andén de una estación. Si pudiera hacerlo en una canción, sería Diciembre, y si fuera en un acorde, sería uno que hablase de ti.

Pero si de algo estoy seguro, es de que mi vida se dibujó un domingo.



Quinientas preguntas flotando por la habitación,
quinientas versiones sobre una misma discusión,
quinientos escotes que no me alivian el dolor,
quinientas respuestas necesitaba y tuve dos.

lunes, 29 de julio de 2013

Nuestro mundo que es nuestra realidad.


Hay veces en las que no son suficientes las palabras para expresar una emoción. Hoy es el día después al segundo viaje que hago con vosotros en lo que va de año, y solo puedo daros las gracias. Gracias por escribir dos de los mejores viajes de mi vida. Gracias por convertir en inmortal cada minuto y hacer que el mundo, a nuestra manera, sea un lugar maravilloso, pase lo que pase. No desaparezcáis nunca.


lunes, 15 de julio de 2013

Fue mirarla y fue perder.

Alguien me dijo una vez que en la vida es importantísimo enamorarse, y que debería de ocurrir todos los días. No es necesario que sea de la misma persona, es más, es recomendable que no sea así.

Según su definición de la Real Academia, el amor es un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. Es por tanto, de naturaleza espontánea, fuerte e inevitable. Y lo que más cuesta de entender: es ajeno al paso del tiempo, no tiene fecha de caducidad, ni duración, ni cantidad.

El amor es un precipicio de emociones, es un dosificador de la esencia más básica del ser humano, es principio y final de cada vida que vivimos. Por ello es necesario enamorarse tantas veces como haga falta. Puede ser suficiente con una mirada, una sonrisa, un gesto, un olor o una conversación. Bastará con que, en ese último momento que cierras los ojos antes de dormir, selles tu pacto con la almohada y venga a tu mente esa persona.

No es importante que dure más de un día, ni siquiera hace falta que vuelva a suceder más adelante. No es sinónimo de engaño ni traición, es tan natural como la vida, es sano y compatible, nos ayuda a ser nosotros mismos. Todos sabemos que, pese a que tengamos un contrato no firmado que nos une a alguien, sucedió, sucede y sucederá. Siempre hay noches en las que te acuestas pensando en esa mirada, esa sonrisa que te ha marcado hoy. Aunque quien te acompañe no lo sepa, aunque nadie lo vaya a saber nunca. No hará falta. El ser humano es libre por naturaleza y, aunque elijamos compartir una vida, nunca podremos pertenecer a nadie.




Fue por una rubia loca,
que bailaba sola hasta el amanecer
y se movía, pero, tan bien,
que fue mirarla y fue perder
todo por ese cuerpo y esa promesa.

miércoles, 3 de julio de 2013

Ser actitud.

Todos construimos una especie de cofre del tesoro que nos acompañará toda la vida. Hay olores, sabores y sonidos que acarician nuestras entrañas y recuperan nuestro más puro yo. Hay lugares que no deberíamos dejar de pisar jamás, cada cierto tiempo, calles donde vivirá para siempre una parte de nosotros. Hay canciones y libros que nunca podremos olvidar, pero que, como todo lo importante, no podemos abusar de ellos para que no pierdan su magia.

Pero hay que tener cuidado. Cada vez que despiertas su efecto, te vuelves completamente vulnerable. Es bueno aprender a hacerlo solo, creo que es la única forma de encontrarnos a nosotros mismos.



Dijiste “nadie escucha aquí,
y aún menos nos ven,
si siguen ignorándonos van a saber,
que un día atacaremos en forma de alud.
¿Por qué nos cuesta tanto cambiar de actitud?”

martes, 18 de junio de 2013

Felices veinticinco.

Hoy, y sin que sirva de precedente, en mitad de una sequía de ideas que no me deja escribir nada decente cuando me siento frente a la pantalla estos últimos días, quiero dedicar una entrada a alguien que lo merece.

Aprendimos juntos que la vida no sabe dulce si no sales a comértela cada mañana. No se trata de el qué, sino del cómo, ya lo dice Estrella Damm, y el cómo depende de ti. Has sabido ser ese amigo que nunca desaparece, que me acompaña allá donde vaya, que no se olvida de cada detalle, que se compromete sin más por el simple valor de una palabra. Se quedarían cortos los calificativos para agradecerte que siempre hayas estado ahí, que aquí, a quinientos kilómetros, o a tres mil, hayas sido mi conciencia, mi consejo y mi sonrisa cada día.

Muchas felicidades chaval, y a serguir cumpliendo años, que medio siglo solo es una pequeña parte de lo que nos queda. Y no te preocupes, que todo saldrá bien, todo esfuerzo tiene su recompensa, y en este caso será feliz, estoy convencido. Dentro de nada estaremos por ahí comiéndonos el mundo, ya lo verás.

Un abrazo Lucho!



Soy un peleón,
puedo con el Sol.

El lunes cuesta,
el martes imposible sin tu voz.
He esquivado tu tiro,
me han rozado dos.

viernes, 14 de junio de 2013

Una historia más.

Ella era difícil, un enigma complejo, una adivinanza que no tiene final. Él lo tenía todo, todo lo que nunca quiso tener.

Contaron abriles al ritmo de una letra de Extremoduro, una de esas que te envuelve cuando eres adolescente y que aunque crezcas no puedes evitar cantar en voz baja cuando suena en la radio. Tacharon noches de invierno de gorro y bufanda, con la sensación de que nunca morirían, seguros de que un parasiempre es un contrato inquebrantable que supera todos los miedos. Era estúpido pensar que algo así podía desaparecer, se tenían el uno al otro, héroes de su propia novela.

Pero la vida no respeta contratos y una mañana se miraron a los ojos sin saber qué había detrás. No quedaba nada de las despedidas, de los portales que les vieron crecer. Ni rastro de cada grito, cada carta, cada mirada de complicidad. Las notas parecían ir muriendo una a una mientras se deshacía la canción.

Nada dura eternamente, todo principio lleva, por definición, un final de la mano. Y fue entonces cuando entendieron el significado de infinito y supieron que pese a todo, lo habían logrado. La vida no se mide en destinos, sino en caminos por recorrer.




viernes, 31 de mayo de 2013

A cualquier otra parte.



De esto que vas dejando volar la imaginación y, como ya sabes, nunca suele ser fiel a lo que quieres que piense. De repente te ves volando sin más, una terminal de aeropuerto, la noche que cae en Madrid y allá vas, a un rumbo lejos de cualquier lugar. Desconocido como todo lo interesante de esta vida. Te pierdes por calles, plazas y avenidas repletas de gente que no te conoce. No importa donde pases la noche porque sabes que despertar en otro mundo ya es premio suficiente.

-Hola, perdona, ¿eres de aquí?
-No, señorita, yo no soy de ningún lugar.

Hay veces que pienso que mi vida no es la que me ha tocado vivir, no ahora.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Frío.



Puede que todavía le quedaran ganas de seguir corriendo pero prefirió esconderse. Tal vez no iba a llegar más lejos, si más allá solo quedaban cenizas. Había perdido la cuenta de las veces en las que aquellos recuerdos habían estrangulado sus ganas de dormir, y los ojos como platos se perdían en el techo una noche más. Las cosas solo pasan una vez en la vida y lo sabía, pero siempre queda la esperanza de que venga algo mejor. Era entonces, quizás, cuando empezaba a entender que cada persona es única e irrepetible y, cada sonrisa que te dedique, cada mirada, cada gota de su sudor, son una puntada de hilo más. Cada vez más fuerte.

Tenía ganas de gritar pero no serviría de nada. La vida que dejamos atrás ya no vuelve, sus recuerdos se desvanecían y se negaba a perderlos. Se morían en sus manos como el agua de la lluvia. Ya no quedaba nada de ella y él, que se descosía a cada paso, temía que se diera cuenta y no le perdonase.



Tú saldrás de ésta, créeme,
y pronto entonarás pequeños cánticos,
y en algún bar apartado,
ahogaremos al espanto y nos pedirá perdón.

martes, 28 de mayo de 2013

Báilame el agua.

Hay veces en las que es necesario no olvidarse de quiénes somos y de dónde venimos. Hay una parte de mi vida que quedó atrapada y todavía sigue viviendo en estos versos. Es una de esas piezas sin las que nada sería como ahora, de esas que me enseñaron a entender la vida tal y como es.

Bailáme el agua

Úntame de amor y otras fragancias de tu jardín secreto.
Riégame de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor.
Sácame de quicio.
Llévame a pasear atado con una correa que apriete demasiado.
Hazme sufrir.
Aviva las ascuas.
Ponme a secar como un trapo mojado.
No desates las cuerdas hasta que sea tarde.
Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro, que no sea
tuya ni mía, que sea de todos.
Líbrame de mi estigma.
Llámame tonto.
Sacrifica tu aureola.
Perdóname.
Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora.
No me arrastres.
No me asustes.
Vete lejos.
Pero no sueltes mi mano.
Empecemos de nuevo.
Sangra mi labio con sanguijuelas de colores.
Fuma un cigarro para mí.
Traga el humo.
Arréglalo y que no vuelva a estropearse.
Échalo fuera.
Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora.
Sueña retorcido.
Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos.
Dame la llave de tus oídos.
Toca mis ojos abiertos.
Nota la textura del calor.
Hasta reventar.
Sé yo mismo y no te arrepentirás.
¿Por cuánto te vendes? Regálame a tus ídolos.
Yo te enviaré a los míos.
Píllate los dedos.
Los lameré hasta que no sepan a miel.
Hasta que no dejen de ser miel.
Sal, niega todo y después vuelve.
Te invito a un café.
Caliente claro.
Y sin azucar. Sin aliento.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Susceptibles.

Somos universos infinitos de fuerzas paralelas. Somos un quiero y no puedo que se ahoga en la orilla. Somos sombras que respiran pero nunca es suficiente para mantenerse con vida. Somos el deseo palpitando en la llema de nuestros dedos. Apagándose cuando sopla el viento. Y después frío. Somos frío y nada más.

Somos susceptibles. Somos miradas, somos carne de cañón cuando llega el invierno. Somos una corriente de agua que muere en el mar. Somos risa, suspiros de tierra y recuerdos. Somos el lugar donde nacemos, el olor a ropa recién lavada. Somos el sabor a limón y a vainilla, una sábana de seda y un grito que desgarra la madrugada. Somos techo y suelo de una habitación vacía. Somos una carretera que no termina bajo la luna de mediodía. Somos tan efímeros como un parasiempre y, sin embargo, nunca nos acostumbramos a decir adiós.

Somos un principio y un final. Como todo en la vida, como nosotros mismos.

sábado, 11 de mayo de 2013

Un presente que no muere.

Somos los actores de una comedia dificil de ver, una peculiar trama que a nadie convence. Nos esforzamos por dibujar sonrisas de cartón ante unos ojos que no compran ni venden, que se han cansado de creer historias vacías. Somos piedra y papel, ambas caras de una moneda lanzada al aire, un arma de doble filo que ni pincha ni corta.

Todavía me gusta creer que sigo siendo aquella persona que ponía banda sonora a un mundo por descubrir, quien tomaba el camino más largo de vuelta a casa para poder escuchar una canción más en esos cascos viejos. Quien inventaba razones, doblaba la apuesta y sonreía aún a sabiendas de que la partida estaba perdida.

No quiero ser el participio de un verso que termina, no quiero entender si ello implica dejar de soñar. Necesito ser un gerundio constante, una palabra que no se olvida, un presente que no muere.

Y es entonces cuando te sientas frente a una página en blanco y todo fluye. Rabia, melancolía, tensión, odio y amor. Un corazón que se estremece ante la idea de ser aquello que siempre soñó y no le dejaron. El rey de un ajedrez desgastado.

Dame alas y llegaré tan alto como puedas imaginar,
te dije, pero la caída es un abismo difícil de soportar.



No habrá un siempre para los dos al final de este invierno.
No habrá nada que conservar, no habrá olvidos ni recuerdos,
el río los arrastrará cuando llegue el deshielo.

jueves, 25 de abril de 2013

Y dime si he cambiado, si se me ha olvidado.

Hoy voy a romper con mis manías y caprichos, no voy a escribir de noche, hoy no. Está lloviendo y hace frío, no ha dejado de ser abril, pero hace frío. Hoy me ha dado por canciones lentas, por miradas perdidas, por música de lluvia.

He aprendido a describir emociones, he perseguido noches distintas y abrazos helados, he sido grito de primavera y manta de diciembre, todo y nada sin un pretexto, más pasado que presente, un futuro en tiempo imperfecto.

Pero hoy no tengo ganas de seguir este camino, de mirar hacia fuera, de mojarme en la lluvia de abril. Hoy quiero ser justo conmigo mismo, quiero ser ese tren que parte sin mirar atrás, ese aeropuerto abarrotado a las ocho de la mañana, ese billete solo de ida. Necesito reecontrarme en cada una de esas gotas que mueren en mi ventana.



Ahora solo pierdo el tiempo en mi,
yo primero y lo demás mucho después.
Ahora yo decido qué vivir,
qué soñar, qué recordar y qué sentir.
Y mi voz cansada si no tiene ganas se queda callada.
Y cuando amanezca seguiré despierto buscando qué decir.

Y mira estos silencios
que ahora van conmigo.
Y dime si he cambiado,
si se me ha olvidado.
Me despertare de esta pesadilla
resucitaré, volveré a la vida.

domingo, 14 de abril de 2013

Otoño y mariposas.

Nacimos sabiendo que no le ganaríamos la partida al reloj. Fuimos una gota de lluvia en el anticiclón de nuestros silencios. Decías que mi vida es una espiral de palabras difíciles de conjugar, de verbos en tiempos incompletos. Y ahora, sin embargo ha dejado de llover. Pero no sé por cuánto tiempo.

Despertar,
ya no es septiembre nunca más.
Despide al sol y en la ciudad
todos han vuelto
y yo con lo puesto.

Regresar
con los brazos cruzados
y nadie te ha cambiado,
siempre es lo mismo
seguir el instinto animal.




P.D. Exquisito directo de estos chicos anoche en la sala Stereo. Música en estado puro.

domingo, 31 de marzo de 2013

Por ti.



Por ti maté monstruos. Por ti conté cada gota de lluvia. Por ti cogí trenes y aviones que viajaban tan lejos como mis sueños. Por ti grité sin voz. Por ti lloré de rabia y recuerdos. Por ti inventé excusas para sonreir. Por ti busqué razones en cubos de basura. Por ti salté. Por ti morí.

Y de repente hoy. Hoy solo quedo yo. Hoy no queda nada.



Ya probé la hiel por ti, pare las balas,
Puse alas al colchón.
Inventé comedias, farsas, bailes, ferias,
Fui la noria y el ratón.
Recibí el revés, salvé nuestro tesoro,
De cupones sin premiar.

jueves, 7 de marzo de 2013

Generación Perdida.

Se agota la paciencia a la misma velocidad con la que huyen los pensamientos de una mente libre acostumbrada a sufir. Te cansas de despertar envuelto en noticias que no maquillan una sociedad tan oscura como su futuro. Solo existe el ruido, ruido por todas partes; ruido en la cena, en la ducha y en la mirada inerte del espejo antes de salir a la calle.

Condenados desde la cuna a no ser más que gotas en un río que se va secando al ritmo de una tierra agrietada como nuestras vidas. No nos han dejado futuro ni presente que limar y lo aceptamos como el reo que agacha la cabeza para no golpearse con los barrotes. No somos más que títeres en las cuentas de mentes enfermas exentas de primavera.

Empiezo a cansarme de los sinvergüenzas, de los idiotas, de los caraduras, de los mentirosos, de los psicópatas, de todos y cada uno de esos cerebros desérticos e inútiles que se creen capacitados para conducir mi vida. Tu vida. ¿Y sabes cuál es el problema?, que destrás de la indiferencia y el hastío ya no queda nada. Cuando no tienes nada que perder, solo queda el vacío. Vacío como vuestros cuerpos indolentes.

El tiempo pasará y, tal vez, un día miraremos atrás y sonreiremos sabiendo que al fin y al cabo no es tan malo pertenecer a una generación perdida. Que se lo pregunten a aquellos que pasan hambre, ¿no?.

Basta Ya.



Cien mil hectáreas de neuronas hechas carbón,
la economía, el resplandor, si Dios ha dimitido allá voy,

¿No lo ves?, ¿no lo ves?,
se acabaron las doctrinas de la fe.
No hay teorías, sólo algún ilusionista.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Una y otra vez.

¿Te has preguntado cuál es el precio de un recuerdo?

Buscamos con vehemencia despertar esa llama que arde cuando tocamos el cielo. Necesitamos sentir ese vuelco en el estómago que sólo producen algunas personas y algunos lugares, y ese efecto hipnótico que causan en nuestro sistema nervioso. Millones de neuronas colapsando en una orgía de sensaciones que únicamente se puede describir con una imagen. Esa imagen que queda grabada en la mente y nos hace enloquecer.

Una mano que se desliza por debajo de la sábana, una mirada que se cruza en el espejo, una palabra inesperada, un abrazo sincero, una caricia nerviosa, un hasta mañana que esconde significados tan incontenibles como efímeros. La huella que pintamos en alguien es a la vez juez y verdugo del resto de sus días. El inconsciente es un arma que juega a traición y nos obliga a comparar cada paso que damos con aquellos que han marcado nuestro ayer. Y es solo cuando ya lo hemos vivido, cuando somos conscientes de su inmortalidad.

Una sola vida nunca es tiempo suficiente para olvidar y, aunque nos cansemos de intentar evitarlo, somos víctimas de nuestros recuerdos y protagonistas de esa película que vamos a ver día tras día cuando cerremos los ojos.

Cuida tus pisadas, tal vez cueste demasiado borrarlas.



Siempre estuvo tras de mí
y no la quise ver,
se fue como escondida reptando la pared.
El tiempo pasará y nunca olvidaré
las cosas que decíamos que íbamos a hacer.
Alguna vez.

jueves, 14 de febrero de 2013

Blanco.

Ya no tenía sentido si ya nada era igual. Resultaba ilógico quizás mantener un blog que estaba impregnado de pasado. Tal vez no sean las formas ni el color los que envuelven y dan vida a las palabras, pero si mi mundo ha dejado de ser el que era, lo más sensato era que mi blog también se reinventara. No sé la vida que le quedará, ni siquiera imagino lo lejos que pueda seguir llegando una imaginación ya cansada de desnudar verdades en forma de palabras; aun así hoy quiero dibujar y el blanco es el elegido.

Para ser más sincero, debo confesar que ya no me pesan los recuerdos como antes. Tal vez por mí, o quién sabe si por los demás, hoy empiezo a reencontrar a ese yo que tenía casi olvidado. Ese yo que no bebía los vientos por nadie y que se dejaba querer sin llegar a pensar demasiado. Esa sensación de autonomía ingrata pero dulce, ese no me esperes que llegaré tarde.



De caminar a oscuras por calles heladas hasta el amanecer,
te quedó una larga historia, una vida rota y todo por hacer.
¿Y qué les vas a decir cuándo te señalen y hablen de ti?
Joder, que puta es la vida, que difícil la huída,
voy a ir a Madrid

martes, 5 de febrero de 2013

Mañana sin mañanas.


Quiero sentir esa sensación de vértigo ingrávido al saltar desde las pupilas de allí donde nadie mira.

Quiero caminar sin preocupaciones entre calles que se pierden absorbidas por el ruido y sus secuelas. Cerrar los ojos y sentir el calor del amanecer en un acantilado. Desayunar café y tostadas en el restaurante de un pequeño hotel a las afueras de una ciudad sin nombre. Quiero nadar entre peces de colores que ignoren si existe el peligro más allá de sus azules aguas. Salir a correr por parques que anhelan recuerdos. Sentarme a ver la vida pasar en ciudades deslumbrantes y dejarme evadir por sus prisas y rutinas. Quiero bajar de un tren en una estación que no sepa mi nombre y me deje ser uno más entre sus agitadas miradas. Quiero dejar mi huella lejos de aquí, donde ni siquiera sea capaz de recordar el camino de vuelta.

La vida es un viaje demasiado corto para dormirlo en una sola cama.



Amores imposibles
carámbanos de hielo en la nariz
ciudades deslumbrantes
que nunca te parecen lo que son.

viernes, 25 de enero de 2013

Punto muerto.

A veces no basta con ser fuerte o querer parecerlo. Evitar hablar de algo no lleva a olvidarlo, ni siquiera a minimizar su peso. Hoy es uno de esos días en los que los recuerdos vuelven como un boomerang sin acuse de recibo que diría Sabina. Parece que todo ahoga más que ayer y que no es tu ausencia, sino mi vida la que duele.

En una trinchera entre el olvido más sensato y el recuerdo que siempre miente. Nada es lo que parece cuando miras atrás y todavía quieres creer en lo que no es. En esa mentira que cansada de ser sueño, se despertó una mañana para no volver.

Mírame, dame la mano y sácame de esta puta vida que se desmonta cada noche. Necesito respirar.



Todo está parado en punto muerto
a punto de empezar de nuevo
llevo meses asomado al precipicio
y si no avanzo es peor que si me caigo
que me empujen y estrellarme
es la manera más sincera
de afrontar lo que nos queda
que nunca vuelva a verlas estallar
ya no quiero mentir a nadie más.

lunes, 21 de enero de 2013

Standby.

Empezar una semana nunca es sencillo si no existe ese trampolín que te de la inercia necesaria. Aunque hoy es difícil encontrar ese "yo qué se" entre la niebla de enero, y las motivaciones jueguen al escondite entre las sábanas; reconozco que un lunes es mucho más dulce si lo acompañas de una banda sonora a la altura.

Piensa que, como todo en la vida, hoy empieza otra semana que no sabes cómo terminará y que, posiblemente, el domingo ya todo esto quedará muy atrás. Aún así me gusta creer que si intentas escribir el mejor principio, los finales no te van a fallar.

Me encantan estas canciones en las que por mucho que cuentes, nunca es suficiente. Tienen una identidad y un efecto personal que las hace irrepetibles.

El señor Robe Iniesta. Standby.


Me da vértigo el punto muerto
y la marcha atrás,
vivir en los atascos,
los frenos automáticos y el olor a gasoil.
Me angustia el cruce de miradas
la doble dirección de las palabras
y el obsceno guiñar de los semáforos.
Me da pena la vida, los cambios de sentido,
las señales de stop y los pasos perdidos.
Me agobian las medianas,
las frases que están hechas,
los que nunca saludan y los malos profetas.
Me fatigan los dioses bajados del Olimpo
a conquistar la Tierra
y los necios de espíritu.
Me entristecen quienes me venden clines
en los pasos de cebra,
los que enferman de cáncer
y los que sólo son simples marionetas.

Me aplasta la hermosura
de los cuerpos perfectos,
las sirenas que ululan en las noches de fiesta,
los códigos de barras,
el baile de etiquetas.
Me arruinan las prisas y las faltas de estilo,
el paso obligatorio, las tardes de domingo
y hasta la línea recta.
Me enervan los que no tienen dudas
y aquellos que se aferran
a sus ideales sobre los de cualquiera.
Me cansa tanto tráfico
y tanto sinsentido,
parado frente al mar mientras que el mundo gira.


"IDEARIO" Francisco M. Ortega Palomares (Cuenta atrás).

miércoles, 16 de enero de 2013

Mi ADN lleva tu nombre.


Confundir presente con velocidad es la bala que nos hace más vulnerables. Esconderse entre los tic-tacs que maquillan el estrés no nos aporta una realidad mejor, pero sí más llevadera. Hoy el día no va a pasar a la historia, por el simple hecho de que nadie lo ha hecho diferente. O sí.

Pero hay veces en las que la vida te recuerda que ese yo tiene un alguien y un porqué detrás y que, aunque a veces se me olvide, solo soy el reflejo de lo que un día dibujaste. Siempre me ha gustado parar el tiempo, saborear un recuerdo y sentir el viento en la cara; y es que suelo pensar que las cosas importantes en la vida nunca pasan cuando vas corriendo.

Hace dos años y ocho meses que me nos dejaste y he perdido la cuenta de las veces que me duermo pensando en todo lo que fuimos, y en todo lo que un día ya no llegaré a ser sin ti. Siempre he dicho que no estaba preparado, por más que quisiera darte esa imagen y, aunque sé lo egoísta que suena, creo que contigo hoy mi vida sería mejor diferente. Ese día murió una parte de mí que llevaba tu nombre. Las grandes personas son como los buenos libros, por más que apartes la mirada sabes que si te ha marcado, es para siempre.

Aunque viva cien años nunca podré llegar a pagarte lo que te debo. Y aún así ya ves, idiota de mí, me refugio en mis palabras creyendo que solo así puedo decirte lo que guarda una mente que todavía no ha aprendido a ser si le faltas.

Gracias por todo lo que eres en mi vida. Por tu antes, por tu ahora y por tu después. Sin tu mano, nunca habría aprendido a entender el mundo.



La marea me dejó aromas de barro,
algas tejidas en forma de desengaño.
La marea me dejó unas conchas sin nombre,
con que un niño hizo un collar de un alfabeto que no entiende el hombre.



lunes, 7 de enero de 2013

Y que me lleve lejos cuando suba la marea.

Hacer la maleta para desaparecer. Meter en ella todo aquello intrascendente, cada pieza de un puzle que no te pueda insinuar nada más que un presente vacío que hace falta llenar. Prescindir de todas esas puntadas sin hilo que han ido cosiendo un ahora vacío de sabor y dejarlo atrás.

Sacar un billete hacia ninguna parte. Quiero descubrir calles que vendan mentiras a precios de saldo. Miradas que tapen heridas aunque no las curen. A poder ser un lugar que no haya visitado aún. O si lo he hecho, es imprescindible que sea inherente a mis principios. Un lugar que me conozca mejor a mí que yo a él y tenga muchos rincones que enseñarme. Hoy quiero perderme lejos y no encuentro la salida.

Necesito irme a dormir allí donde la nada sea mi todo. Un hoy sin deudas de la conciencia, un mañana desnudo de quizás.

Hay veces en que nos encontramos a nosotros mismos en un olor, una canción, una palabra. Es importante no olvidarte de quien eres por debajo de la ropa.



Por encima del mar de los deseos,
han venido a buscarme los recuerdos
de los días salvajes, apurando
el futuro en la palma de nuestras manos.

jueves, 3 de enero de 2013

Carreteras de Madrid.

¿Te apetece jugar a un juego? Es bastante sencillo, solo tienes que cerrar los ojos e imaginar. La única condición es ser sincero.

Imagina un lugar donde irías a pasar el último día del año. De ese año en que se acababa el mundo según decían. No puede ser un sitio vulgar, puesto que la ocasión de sobrevivir al apocalipsis no se da todos los días. Piensa una forma de ir hasta allí, y piensa en tres personas que, elegidas de entre todas las posibles, unos siete mil millones, fueran capaces de hacer diferente cada uno de los segundos de ese viaje. Ahora ponle una banda sonora a todo esto. No es fácil, ¿verdad? Pues vamos a complicarlo un poco más. Ahora, y por último, imagina que todas y cada una de las decisiones que tomáis salen bien y que, a cada paso que dais, todo sale mejor de lo esperado. Como si por arte de magia se tratase.

Pues bien, yo he de reconocer que, pase lo que pase en mi vida, cuando cambie todo aquello que desconozco y cuando el cruel antídoto de la edad y la memoria hagan efecto en ese fulgurante veneno conocido como juventud, nunca olvidaré esos días ni a esas personas. Parece sencillo convertir en anécdotas cada instante de un viaje, pero no lo es. La historia de una vida se compone de pequeñas piezas de sueños no cumplidos y de momentos sencillos que nunca olvidarás. Y vosotros habéis escrito con tinta indeleble una página de mi historia que nada ya podrá borrar.

Una habitación de hotel de carretera. Una encargada de hotel que nadie conoce. Sustos de media noche con la compañía de Teledeporte. Despertares strongs. Olvidos y despistes incuestionables. Duchas en gasolina. Carreteras que nunca llevaban al mismo destino. Comidas a deshora. Rincones por descubrir. Uvas en días inesperados. Pajaritos en el aire. Padres que quieren que un chico rico embarace a sus hijas. Dady. Trenes de ida y vuelta. Un armario lleno de risas indescifrables y momentos que nadie entendería. Porque señores, cuando pasen los años y el polvo entierre los recuerdos de cada fin de año, podremos cerrar los ojos y saber que aquel final de 2012 nadie nos lo podrá quitar. Y que por más que el mundo juegue a deshacerse por fuera, nosotros hemos cambiado de año con el arma más precisa del universo: una sonrisa.

Porque un año que empieza en Madrid no puede acabar mal y porque la compañía y el ambiente lo convierten en atractivo por definición.

Feliz dos mil trece y, nunca os olvidéis de creer en algo.

Carreteras de Madrid.



Es tan difícil sonreír, perder el miedo y escaparnos.
buscar un sitio en el que dormir los recuerdos del verano.
Mientras pasa la tormenta, carreteras de Madrid.

Se hace tan fácil mentir, mirar al suelo y olvidarlo,
vaciar la maleta una vez más, y verlo todo difuminado…
Mientras pasa la tormenta, carreteras de Madrid.