lunes, 21 de enero de 2013

Standby.

Empezar una semana nunca es sencillo si no existe ese trampolín que te de la inercia necesaria. Aunque hoy es difícil encontrar ese "yo qué se" entre la niebla de enero, y las motivaciones jueguen al escondite entre las sábanas; reconozco que un lunes es mucho más dulce si lo acompañas de una banda sonora a la altura.

Piensa que, como todo en la vida, hoy empieza otra semana que no sabes cómo terminará y que, posiblemente, el domingo ya todo esto quedará muy atrás. Aún así me gusta creer que si intentas escribir el mejor principio, los finales no te van a fallar.

Me encantan estas canciones en las que por mucho que cuentes, nunca es suficiente. Tienen una identidad y un efecto personal que las hace irrepetibles.

El señor Robe Iniesta. Standby.


Me da vértigo el punto muerto
y la marcha atrás,
vivir en los atascos,
los frenos automáticos y el olor a gasoil.
Me angustia el cruce de miradas
la doble dirección de las palabras
y el obsceno guiñar de los semáforos.
Me da pena la vida, los cambios de sentido,
las señales de stop y los pasos perdidos.
Me agobian las medianas,
las frases que están hechas,
los que nunca saludan y los malos profetas.
Me fatigan los dioses bajados del Olimpo
a conquistar la Tierra
y los necios de espíritu.
Me entristecen quienes me venden clines
en los pasos de cebra,
los que enferman de cáncer
y los que sólo son simples marionetas.

Me aplasta la hermosura
de los cuerpos perfectos,
las sirenas que ululan en las noches de fiesta,
los códigos de barras,
el baile de etiquetas.
Me arruinan las prisas y las faltas de estilo,
el paso obligatorio, las tardes de domingo
y hasta la línea recta.
Me enervan los que no tienen dudas
y aquellos que se aferran
a sus ideales sobre los de cualquiera.
Me cansa tanto tráfico
y tanto sinsentido,
parado frente al mar mientras que el mundo gira.


"IDEARIO" Francisco M. Ortega Palomares (Cuenta atrás).

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