miércoles, 27 de mayo de 2015

Delirios de Robin Hood



Pasan los años y no es efímera la sombra. Pasa el tiempo y no mueren los recuerdos. Curioso, ¿no? a veces algo está más presente cuando ya se ha ido. No tenernos es lo que nos convierte en débiles sin darnos cuenta de que cada día que nos tenemos es un puñetero milagro que no valoramos. Como si hubiera perdido el norte el timón cuando el capitán abandona el barco. Pasa otro año desde que no estás. Otros trescientos sesenta y cinco días de lluvia en alta mar. De repente llegó el invierno y quedó vacía la playa con el submarino hundido que me vendías cuando no alcanzaba a saber estar solo y tú eras ese todo que llenaba mis huecos. Llegó a casa la expedición de la nave espacial que salía de una caja de herramientas antigua. Como cada una de tus absurdas historias que llenaban de color los días grises. Hoy pasa otro año en este recital de días inacabados y bailes de máscaras. Otro más y tú, joder, tú sigues estando sin estar.



Siempre tenía un plan, hablaba de escapar 
Robando un barco del puerto. 
Si le hubiera dejado hubiera reventado 
La caja fuerte de un banco 
Creyendo en delirios de Robín Hood.


jueves, 14 de mayo de 2015

Lo poco que sé de la vida

Lo poco que sé de la vida lo aprendí a mitad de camino entre el andén de una estación, siempre de tren, y el culo de un vaso. En uno aprendí a creer y en el otro a deshacerlo. Al fin y al cabo la vida es poco más que eso.

Entre lo poco que sé te puedo contar que cuesta menos construir que reconstruir, mientras que desmontar a veces es más complejo de lo que se cuenta. Aprendí que la vida siempre da segundas oportunidades, aunque nunca son iguales que la primera. A veces son mejores. Aprendí que hay curvas que solo se pueden cruzar estando solo, mientras que a las rectas todo el mundo se apunta. Aprendí también que a veces es necesario perderse para volver a encontrarse, aunque perderse implique no salir de la propia habitación. Aprendí que es más sencillo huir que agarrarse, pero es que al final huir no deja de ser otra forma de seguir avanzando.

Entre lo poco que sé te puedo contar que tengo hermanos que no nacieron de la misma sangre pero sí que viven mi misma vida. Aprendí a enamorarme entre los versos de Robe y a olvidar perdido en los de Quique. Aunque lo segundo siempre me costó más. Aprendí la diferencia entre morir y desaparecer, que parecen sinónimos pero el primero es mucho más cruel. Aprendí también que el mejor recuerdo es el que ya no vuelve, y que a veces no va más allá de una tarde en un banco. Aprendí que las personas vienen y van, pero quien más necesitaba ya no volvió. Aprendí a correr solo, a no llorar, a no morir por amor y a morir en cada mirada. Aprendí a detener el espacio pero nunca el tiempo, no supe darle fechas ni nombres a la vida pero el primer olor nunca se olvida. Ni todos los siguientes.

Aprendí a perder, que no es poco. Pero de todo eso, y todo lo que se me ha olvidado, solo me quedo con saber que es absolutamente necesario irse a la cama cada día sabiendo que si mañana el sol no llega a salir, llegar hasta aquí ya habrá valido la pena.



Piruetas de altos vuelos 
Caminillo en espiral 
Cuando se llega a la cima 
Ya no hay tiempo pa cambiar 
Sal y saca pecho 
Recoge las hamacas 
Ha venido el coco a verme 
Tocando las maracas

miércoles, 6 de mayo de 2015

Te debía una explicación

Hace meses que te debía una explicación, que te debía una historia. Hace meses que me había olvidado de ti, que había dejado de buscarte en los rincones, que había dejado de hacerte crecer por hacerlo de forma equivocada. Hace meses que no te he cuidado y, aun así, sigues estando cuando la niebla desaparece. Aunque resulta necesario olvidarnos de nosotros mismos por un tiempo, creo que la noche no termina del todo hasta que nos reencontramos.

Hoy me vuelvo a sentar ante ti y ese espejo cómplice de cada derrota, la ventana que se abre hacia afuera porque mira adentro, hoy tengo ganas de volver a nacer. Y es que, ¿qué es la vida sino una continua forma de morir y reinventarse? No tendría sentido si no fuéramos capaces de levantar la cabeza tras cada curva, de convertir cada error en recuerdo y buscarnos tantas veces que la lista de caídas sea más larga que la de la compra un 2 de mes. Hoy vuelve a salir el sol como el primer día, vuelve a ser nuevo y brilla diferente. Hoy el manual de instrucciones para no caer incluye una nueva letra pequeña, hoy nos volvemos a reinventar y, ¡joder, qué bien que sigamos haciéndolo!

Hoy te prometo que no volveré a olvidarte, que no caeré, que no dejaré de descuidarte. Sé que es mentira, sé que no lo cumpliré, pero tú volverás a entenderlo. Estoy convencido.


No será el glamour de nuestros peinados 
Lo que conquistará el mundo, 
Pero ahí estaremos dispuestas a buscar nuestro trozo de pastel. 
Y oye, que nadie va a ganarnos a salvajes, 
Será una caravana en el desierto. 
Y saldrá de nuestra flaqueza, energía que no teníamos.