miércoles, 24 de diciembre de 2014

Feliz Navidad

De repente alguien se va. Ley de vida, ¿no? piensas. Una silla vacía en la cena, y ya no es igual, la mesa ha cambiado, la mesa se vacía, sacas el álbum de la estantería y ya no es el mismo. Empiezas a pasar lista cara a cara, foto a foto desde cuando no eras capaz ni de atender a la llamada de la naturaleza sin la ayuda de mamá, hasta hoy y... ¡Dios, cómo ha cambiado! Quizás en otros países no sea igual, quizás allí solo sea una noche más, quizás hasta incluso no te parezca tan mala idea no celebrar nada después de que esa silla se haya quedado sin dueño para este año. Al fin y al cabo solo es una noche, pero... ¡Joder, es Nochebuena!

Hace años salí de trabajar a las 19:00h en un centro comercial a casi 500 kilómetros de casa. Una hora después salía mi Alvia hacia Alicante. Atocha, epicentro neurálgico de lágrimas y porqués, es más caliente en Nochebuena. Fueron 4 horas en un vagón rodeado de gente que volvía a cenar al sitio al que pertenecen, como yo. Raras veces te sientes más unido a alguien que en ese momento. Tras ese 'ha llegado a su destino' sabías que no somos nadie si no hay nadie esperándonos, en algún sitio, en algún momento, en Navidad.

La ciudad, dormida de invierno y sedada de noches, es distinta hoy. Hace menos frío, aunque llueva, o incluso nieve (oajalá), pero no congela.  Brillan las luces, suenan villancicos en cada tienda, supermercado. Prisas por comprar lo que falta, por preparar una cena que hace más ilusión las horas previas que cuando te la comes. Maldita sea, ¿qué tiene la Navidad? Cambiamos, somos diferentes, aunque no seamos conscientes. El rico es menos rico en Navidad, y el pobre menos pobre. Escuece el perdón que no has pedido a tiempo, despierta tu amistad adormida (que nunca olvidada), la sonrisa es más curva y el 'buenas noches' sabe más dulce, más sincero. Somos más personas en Navidad, aunque la misma gente.

Me gustan los motivos que mueven a las personas. Siempre hay un porqué para volver a casa, aunque para cada uno esa palabra signifique un lugar distinto, en el espacio o en el tiempo. Pero nunca hay que dejar de volver, porque sino, al final te acabas olvidando de dónde has llegado. Por eso, y por todo lo demás, la Navidad es diferente.

Feliz Navidad.



And, so this is xmas
For weak and for strong
For rich and the poor ones
The world is so wrong.


lunes, 8 de diciembre de 2014

Volvemos a equivocarnos

Un coche avanza bajo la lluvia. Es de noche y se detiene en un portal, no es el suyo, atrona el silencio de fondo y es probable que nadie llegue a bajar. Lo cierto es que acabará arrancando y marchándose a casa antes de que ella salga por la puerta, antes de que el sol le delate ante lo que nunca fue. Tenemos sofisticados sistemas estadísticos que bareman los resultados de cada uno de nuestros actos así como nuestras posibilidades de éxito. Tenemos consejeros, amigos y psicólogos, el listo, el práctico, el dogmático, el existencial. Todos con sus teorías y consejos. Tenemos una lista etérea de todos nuestros fracasos en escrupulosa fila índia pasando reconocimiento antes de un nuevo asalto. Pero, con todo y con eso, volvemos a caer. Volvemos a equivocarnos. Nadie ha sabido predecir el resultado y todo se reinicia, hemos tocado fondo otra vez. Vuelta a empezar. Curioso, ¿eh? En el momento de la colisión siempre estamos solos, los perdones con tu propia sombra saben mejor sin ruido de fondo.

Tal vez podamos dividir el mundo en dos: los que creen que la culpa a todos sus fracasos vive dentro, y aquellos que solo saben buscarla fuera. Irónicamente, en la mayoría de los casos, suele aparecer en el lado descartado.



Quiero que sepas que yo. 
Yo te aseguro que estaré donde tú estés, no fallaré,
reservame el mejor abrazo, iré aunque sea descalzo. 
Si tu me llames mataré, destrozaré, me arrastraré 
como se arrastran los lagartos, 
iré aunque sea descalzo, pero iré.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Feliz cumpleaños

Irónico, ¿eh? No sé cuál de las dos palabras es la más estúpida para un día así. Es curioso, porque siempre decido vomitar palabras ridículas cuando se acerca la fecha en la que decidiste irte, en lugar de felicitarte cuando llegaste que, al fin y al cabo, es cuando más se te echa de menos. Las cenas en casa el 20 de noviembre no volvieron a ser iguales, gasto menos dinero en regalos que siempre viene bien, aunque supongo que eso no importa demasiado. Pero tampoco te lo creas mucho, sigue siendo el día de mamá, y con eso basta para juntarnos y ser felices. Fuiste tan caótico que ni siquiera elegiste un día para ti solo, tenías que compartir, y después pasa lo que pasa.

¿Sabes? Había pensado en escribirte una historia triste, de estas desarmadas contra la cama, el techo que se viene abajo y el reloj no termina de callarse. Pero no es justo para ti, es tu día, dicen que el único día de tu cumpleaños en el que debes llorar, es en el que naces, los demás son para sonreir. Tampoco lo sería para mí, no me siento así, pese a todo, las cosas no estan tan jodidas y no siento motivos para salir corriendo, no de momento. Bueno, a lo que iba, ¿qué tal vas por allí? ¿hace frío? aquí ha llegado el otoño tío, ya da gusto taparse de noche y hasta duermo con calcetines. No es un otoño de esos de leña, barba y abrigo que te molaban a ti, pero bueno, hacemos lo que podemos. Por lo demás, el mundo sigue girando, aunque no para todos a la misma velocidad. Allá fuera hay un loco con coleta que está siempre enfadado y está haciendo temblar a medio país, los catalanes quieren irse (¿y quién no?), el Villarreal lleva semanas sin darme alegrías de verdad y casi nos morimos todos de ébola, pero al final solo fue una broma pesada. En casa las cosas no han cambiado mucho, Lenny tiene un colchón nuevo, ¿qué te parece? y yo en la misma cama, es de locos.

No quiero ser picajoso, pero ya te vale, cuarenta y dos añitos tenías que cumplir. Te fuiste rápido, como las estrellas del rock, así ni arrugas, ni canas, ni nada de nada. Ale, ahí, en todo lo alto, en el mejor momento. Así cualquiera. Pues aquí tienes 23 líneas y una canción, es tu regalo, es demasiado simple, lo sé, pero poco más puedo hacer, te empeñaste en ponérmelo difícil, eres un caradura. Pásalo bien allá donde estés, ¿vale? y no hagas mucho el capullo, que las resacas a los 42 no son como a los 20. Qué te voy a contar a ti.

Pues eso, un beso, capullo. Y feliz cumpleaños.

Una del maestro, tu (nuestro) preferido.





lunes, 10 de noviembre de 2014

Solo sobreviven los cobardes

Fuimos y seremos luz
la más sutil y pretenciosa forma de conquistar el mundo
el narcisismo hecho piel,
mente fría, sangre caliente, la gota de miel
que derrapa sobre un cuerpo desnudo.

Nacimos de un error, una aproximación al fracaso,
jugando siempre a no ganar
tachábamos ocasos, de un calendario que se ahoga
una batalla sin fin, persecución al vacío
tu ego y mi yo bailando sobre nuestros pasos.

Y así caímos.

Ahora sonríes al leer aquellas cartas
frases de tinta indeleble que pesaban más que nosotros
los gritos en papel que sellaban nuestras puertas
ya no queda nada.
El minuto le ganó a la sangre,
el hambre sucumbió al destino
"solo sobreviven los cobardes", dicen
quien tiene valor correrá antes de que nos pillen
nunca seremos lo que prometimos y,
aun así,
somos más de lo que soñamos.

lunes, 27 de octubre de 2014

Tic, tac

Tic, tac, tic, tac. El minutero se envalentona y te reta a salir corriendo, se agota el espacio en un tiempo que no es tuyo, ni mío, ni nuestro. Fuerte y preciso, un golpe seco en la femoral y el contoneo dubitativo te regala unos segundos dorados. Tienes ventaja y lo sabes, la lluvia no te arrastra, tus demonios se detienen. Eres fuerte y aceptas un nuevo asalto, no quieres mirar atrás, no debes dudar, un titubeo y se va todo a la mierda. La corriente no pesa lo suficiente para poder contigo, pero sabes que no eres eterno. Te sostienes de un par de versos y un acorde mal cosido que ni siquiera eres capaz de descifrar sin equivocarte, pero es insuficiente. Por equipaje un par de letras viejas, fotos en las que ya nadie piensa y el mismo corazón que el primer día. Con lo que eso supone. Sabes que hay salida, la has visto, la reconocerías con los ojos cerrados, su olor. Ese olor. Mañana será otro día, escuchas mientras pierdes la mirada entre la sombra que dibujan los edificios y el horizonte. Mañana es demasiado tarde.



Nunca es primavera donde tú creciste.
Sigues teniendo carita de pena,
pero no me mires con tus ojos tristes.

viernes, 17 de octubre de 2014

I just don't know what to do with myself

Dos cuerpos que caen al vacío sintomático. Se rompe la cuerda que mantenía fijas las paredes y el suelo empieza a temblar. Tu autosuficiencia tiritando en un rincón de la habitación. Y ahí estás tú, gritando al nombre tu viento, vertiendo cada gota de veneno sobre un nosotros que ya no se sostiene. La bombilla que parpadea en el baño de un hotel de carretera. El semáforo en ambar que dibuja tus dudas. Suena de fondo The White Stripes y se desmonta tu subconsciente a golpe de guitarra. Y entonces el caos. I just don't know what to do with myself.

domingo, 5 de octubre de 2014

Y se hizo la música

La rutina tiene ese enigmático efecto de convertir en placentera la pereza constante, de embriagarte de momentos que por sí mismos carecen de sentido pero sumidos en una marea tediosa de agobios a contrarreloj, se convierten en un bálsamo casi inexpugnable. La rutina tiene ese efecto que consigue dormir tus sentidos, tus emociones, hasta tu propia razón convirtiéndote en un alma que no siente, solo padece y se deja llevar.

Sin embargo, este fin de semana ha vuelto la única llave que despierta mi alma desde hace años, ha vuelto a sonar el despertador y la música lo ha llenado todo. Sentir, bailar, gritar, correr, reinventarse, volver a quererse (a uno mismo). A veces olvidamos que la vida son todas esas cosas trascendentales que despiertan nuestros sentidos, justo esas cosas que no se perciben cuando se es consciente. Vuelve a sonar la música y con ella los recuerdos, los pasados y los que vendrán, vuelve a sonar la música y con ella las ganas de no morir jamás. Y es que esta puta vida es demasiado corta como para no querer dejar huella.

Se apagan las luces, suena un bajo, un foco ilumina la voz que tiene el poder de llevarte al más allá, y lo hace. Se apaga la desidia y suena la música. Y volamos alto.

lunes, 29 de septiembre de 2014

36 días

Ochocientas sesenta y cuatro horas han durado mis ganas, quizás no es un récord, pero posiblemente ha sido más que estos años atrás. Hasta aquí hemos llegado dicen, burlonas. Ahora, lo de siempre, el vacío. Las noches de guerras a degüello entre el ayer y el quizás, el silencio. Ahora, la nada, otra vez. Pelear con el día a día en lugar de vivirlo, arrastrarse en vez de saltar, morir a pequeñas gotas, agachar la cabeza con el yugo perenne que no te perdona. Seguir andando. No es una llamada, solo es un grito, un vómito de desidia y minutos. La resignación de no ser mi sitio ni mi momento, no ser mi yo, ni mi aquí ni mi ahora. 'Hay ausencias que no se llenan con nada' dicen, será eso, ausencia. De sentido.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Aunque nadie lo entienda

Lo normal es que nunca llegues a leer esto, el encanto de las palabras es que no tienen efecto si no son escuchadas, y no mueren hasta que alguien las olvida. Solo quería decirte que es mentira eso que dicen, que las mejores cosas no son las que están por vivir, que no somos conscientes del peso de algo hasta que ya se ha ido; que lo que más ilusiona es, por definición, lo que antes se olvida y que hasta la más lenta de las baladas se ha compuesto para ser bailada. Hoy ya no me conoces ni me importa, el tiempo nos ha convertido en sonrisas ajenas, en líneas paralelas condenadas a olvidarse la una a la otra por el mero hecho de tener prohibido volver a cruzarse. Sin embargo, y aunque te parezco estúpido, todavía me estremece decir tu nombre. Aunque no seas tú quien lo oiga, aunque nadie lo oiga. Aunque nunca fuimos nadie, aunque nadie lo entienda.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Por ti

Dice que no entiende de colores,
que no es amigo de aceptar los roles,
que la luna le engaña cuando juega a contar verdades.
Colecciona billetes de metro usados,
suelas desgastadas de no mirar de frente,
de correr a tus espaldas.
Dice que ya no cree en ilusiones,
que no sale a la calle si no es para colgarse de tus piernas,
que no duerme pensando en si vienes,
que tacha los viernes
de un calendario que se desangra por sus venas.

Que no es por ti, que ya fue antes,
que siempre hay un yo que viaja delante,
que no muere de noche, que sale y no bebe,
que encierra silencios en medias verdades.





viernes, 12 de septiembre de 2014

#Gigantesenminiatura2

Supongo que, cuando nos dividimos,
no huimos de ella, sino de nosotros mismos.
No extraño tus manos, tu piel, tu marca de colonia,
ni siquera esa estúpida colección de mañanas frías
en que convertías mi rutina rota.
Echo de menos esa versión de mi que ya no aparece,
ese porqué que estremece,
ese hoy sin ayer, que duda del mañana
y que no se arrepiente.
Qué difícil es estar a la altura
de un pasado cosido entre nieblas,
de una puerta que solo se cierra,
de las noches donde no existe tortura.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Gigantesenminiatura #1

Silencios como forma de vida clandestina,
silencio en cada una de tus dudas
que hacen el ruido estallar.
Silencios que te envuelven y amenazan,
que te dejan llevar entre sábanas.
Atado a tus silencios quiero temblar
como aire que secuestra el sonido del mar.
Silencios que enamoran los días
en que no tienes fuerzas para saltar.
La vida breve y en tus silencios me quiero quedar.

viernes, 8 de agosto de 2014

Que pase el siguiente

Tus ojos se visten con ese brillo que recuerda a las tardes sin fin, donde recorrimos el planeta sin salir de la plaza central. Gorro de lana y un cartucho de castañas como única estufa artifical, pues la piel nos irradiaba el calor suficiente para combatir siete millones de inviernos. Vuelves a volar y no te culpo, eres como el viento que enfría y arrasa sin medir ni mediar, eres un temblor incalculado y acre, cielo e infierno en una misma paralela.

No conozco persona que se resista a pasar sin llamar, hay derrotas merecidas que sientan mejor que casarse con la duda, y ellos lo saben, todos lo sabemos. Tienes ese don que te permite caminar sola sabiendo que siempre habrá alguien de la mano, nunca lo suficientemente dentro, nunca demasiado gris. Enhorabuena, vuelves a ganar y la ruleta no se detiene. Que pase el siguiente.

martes, 29 de julio de 2014

Laberintos efervescentes

Queda un rincón del universo que todavía no ha sido descubierto por los exploradores de la NASA, donde no llegan las misiones espaciales ni el humo del olvido. Un punto exacto sobre el que se refleja el brillo del parpadeo de una gaviota que no tiene miedo a volar. Bajo la última manta que sacas del armario cuando diciembre llama a la puerta, donde no existe más aire que el vacío que dejas al respirar. Sí, parece extraño, pero te prometo que una vez estuve allí, saltando sobre las rocas que baña el mar cada vez que se apaga el sol, jugando a no perder la calma entre velocidad y descontrol. Allí los gritos no asustan ni se alquilan verdades, las mentiras no pesan y las dudas nadan en mares de recuerdos no vividos todavía. Una vez me contó un pez a punto de perder el autobús que, si quieres volver, tan solo tienes que volar, porque, cuando aprendes a volar, has perdido el miedo y, si lo piensas, en el fondo solo somos eso, miedo.

Hoy por usted, maestro Joaquín.



Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad.

miércoles, 9 de julio de 2014

Piensa, luego existes


Supongo que, como todo en la vida, hemos cambiado. He cambiado. El que ahora escribe estas líneas poco se parece al que las empezó hace cinco años titubeando ante el abismo que se avecinaba en su vida. Aun así, muchas caídas después, no he perdido la ilusión al sentarme frente a un teclado y apagar las voces del mundo exterior. Sin embargo resulta imposible encontrar la motivación en los mismos temas de antaño y eso lo convierte en un reto. Un reto al que pienso seguir jugando.

Hoy te voy a proponer un juego. Solo vale si despejas la materia gris y le dedicas un par de minutos. Minutos sin prejuicios, minutos de esos de mente abierta para que las ideas puedan fluir y no rebotar en las paredes de esa cabeza acostumbrada a dejarse llevar por la rutina.

Piensa en tu problema más grave a día de hoy, en estos momentos. Aquello que no se va de tu cabeza, y si es algo pasajero, ingrávido, mucho mejor. Posiblemente no vaya más allá de esta semana o quizá la que viene, resulta un problema sí, aunque alguien pueda no entenderlo, para ti es importante y con eso basta.

Ahora cuenta los pasos que llevan desde donde estás leyendo esto hasta la puerta de la última tienda a la que has entrado hoy. ¿Pocos? Ahora piensa en todas y cada una de las personas que pueden vivir en ese camino. Todas ellas tienen ese mismo número de problemas, es más, seguro que hay al menos una que tiene un problema grave (de los que de verdad, de esos que no se cuentan) entre manos y aun así no ha torcido la cara cuando te la has cruzado. Pero con eso no basta, ahora vamos más allá.

Piensa en todos los kilómetros que has hecho viajando en tu vida, piensa en cada uno de los sitios que has visto, traza con los dedos una línea imaginaria y, uniendo cada uno de esos pedazitos, forma una larga cuerda. Ahora dibuja una circunferencia en tu planeta mental que abarque toda esa distancia. Enorme, ¿verdad? Pues supongamos que en todo ese espacio viven cientos, miles, millones posiblemente de personas, cada una de ellas con sus mañanas y sus noches, sus quehaceres y pesadillas, con sus noches de desvelo y sus gritos de rabia ahogada. Han visto accidentes, nacimientos, lágrimas y mañanas de ojeras tras noches que no acaban. La vida, esa que a veces olvidamos el precio que tiene, es la misma para ellos, la compartimos y lo más probable es que entre todos ellos, haya alguien que la quiera más que nosotros. Curioso, ¿eh? si es la misma que la nuestra y todos venimos del mismo sitio. Pues alguien, o quizás algo, le ha enseñado a quererse.

Ahora y para terminar vamos a cambiar el arriba y abajo por el delante y detrás. Piensa en los millones de años que han pasado desde que todo esto empezó a rodar. Piensa en que, mientras nosotros éramos la nada en su mayor expresión, han nacido, crecido y muerto civilizaciones enteras. Todas ellas con sus historias personales e interpersonales, posiblemente más interesantes y curiosas que las nuestras, pero eso nunca lo sabremos porque no van a venir a contárnoslo, espero.

Es enorme la vida, somos una diminuta partícula dentro de un universo tan exageradamente perfecto que no nos deja percibir más que sus imperfecciones y nos convertimos, a veces, en esclavos de ellas. Créeme si te digo que da igual si sale mal, si no llegas, si fallas, si te caes o te levantas, si no te creen o si no te encuentras. Solo cuenta para ti, solo cuentas para ti. Nunca sabrás nada de lo que ha ocurrido en la mente de todas esas personas que hemos contado antes, nunca sabrás si han sumado sus días como una montaña rusa de emociones o como una lista de la compra en el súper del olvido. Pero, ¿acaso eso importa? Al final solo queda lo bueno, lo que nos llevamos, lo que ganamos, lo que nos hace diferentes, lo que nos motiva a jugar para ganar. Al final lo que cuenta es lo que va por dentro, y lo que va por dentro sabe mucho mejor si lo vestimos de victorias. Relativiza la vida y disfrútala porque, ¿sabes? nadie te va a decir dónde está el final. Y siempre es mejor que nos pille cantando.



He visto luces en el bar
Creí que allí te encontraría
Soy dibujante temporal
Amante de la asincronía

He retocado aquellas noches
De vete, lucha y gana
De muérdeme y verás.

sábado, 21 de junio de 2014

Tarde en el cine

Era miércoles y llovía, no podía ser de otra forma. La sala estaba vacía pero no se dieron cuenta. Ella tenía el olor de un café recién molido, el tacto de una tarde de domingo entre sábanas y libros de Murakami. Él vivía en una eterna cuesta abajo, sabía más de trampas que de principios y no solía mirar atrás.

-Supongo que en el fondo todos preferimos el riesgo por la sensación que aporta el miedo al precipicio.
-Yo creo que nos aferramos a lo complicado porque nos da pánico que todo salga bien. Así, podemos vestir el final de excusa y nadie sale herido.

La película, como todas, terminó y el final se los llevó por delante. La sala y sus vidas se fundieron a negro.

domingo, 4 de mayo de 2014

Solo es otro Manual de Felicidad

felicidad:

1. f. Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien.
2. f. Satisfacción, gusto, contento.
3. f. Suerte feliz.

La Real Academia Española de la lengua define en tres acepciones aquello que la humanidad entera conspira para conseguir desde que el mono dejó de subirse a los árboles para empezar a caerse de ellos.

Son miles los libros que nos abordan cuando entramos a cualquier Fnac o librería con el argumento de encontrarla en cómodos pasos. Está a pie de calle el flujo ingente de psicólogos de moda que creen tener la clave para escapar de la rutina y encontrar la felicidad en cada esquina. Son millones los manuales, las estrategias, los pasos a seguir, los qués y los porqués que te inducen a saber cómo se es feliz y cómo no. Y la crisis no ha ayudado a cambiar esta realidad: todos creemos tener la clave para no sufrir, la llave que cierra la puerta de Pandora.

Pero te detienes a pensar y preguntas: ¿es físicamente posible definir algo así?, ¿somos acaso patrones cortados por el mismo molde?, ¿es mi felicidad la misma que la tuya? Y en el caso de que así fuese, ¿porqué rara vez reímos al mismo tiempo?

Digo yo que si existiera una definición precisa e inequívoca y un manual de escapismo que nos acercara a ese clímax de emociones cada vez que lo necesitemos, no habría nadie que se resistiera a hacer uso de él. La felicidad es, como la gran mayoría de las cosas que marcan nuestra esencia, etérea, personal, distinta e intransferible. El único truco que existe es encontrar dónde vive y no dejar que se escape jamás.

Para mí la felicidad es una mañana de domingo sin reloj, el primer baño del verano, una madrugada que escapa de las estrellas, el café de un viernes, la canción que cierra el concierto de aquel grupo, las primeras luces de abril y las últimas de septiembre, el primer minuto de enero, una sonrisa con la que no contabas, los segundos de espera hasta que arranca el tren, el abrazo que espera al salir de la estación. Pero, ¿sabes lo mejor de todo esto? que para ti será algo totalmente diferente.

Pero es eso, exactamente eso, lo que nos convierte en únicos e irrepetibles.

viernes, 11 de abril de 2014

La historia del quise y no puedo

Te voy a contar una historia. La historia del quise y no puedo, una historia que se escribe en los rincones de tu piel dormida, el delito que convierte al ladrón en víctima valiente y al recuerdo en homicida.
Es posible que ya no recuerdes qué fuimos y lo que pudimos llegar a ser, lo más probable es que hayas cosido mañanas sobre los jirones de piel seca que dejamos morir, sobre las heridas que solo quienes estuvimos allí conocemos. Y no te culpo. El tiempo no pasa en balde y, según dicen, nos pone en el lugar que nos corresponde y el nuestro, por lo visto, queda a cientos de kilómetros de distancia, a tres glaciares y medio de miradas y varias madrugadas sin dormir.
Pero hubo un tiempo en que los ojos no fueron jueces ni verdugos, un tiempo en que quisiste morir antes que perder y sabías a qué saben los giros inesperados. Un tiempo donde arriesgar no era condena, donde conocí cada centímetro de tu piel y lo usé de bandera. Hubo un tiempo, ¿sabes? Donde te creíste cada una de mis historias y juraste hacerlas realidad.
Pero las hojas del calendrio pasan para los dos y hoy quedan frías, estériles. Todavía me cuesta contar a otros ojos lo que vive por dentro, siempre he creído que cuando te desnudas ante alguien, hasta el punto de que pueda acabar con tu vida en ese mismo instante pero prefiera hacerte inmortal, sellas un trato que ya nadie más podría entender. Las huellas no mienten, nos debemos a las personas que nos han hecho crecer.
Perdóname este ataque de melancolía efímera y sutil, sabes que me seducen estas cosas. Te prometo que intento encontrar en la rutina los espejos que me digan que el futuro es un arma de doble filo que tengo agarrada por el centro, pero hay veces que me intoxico de recuerdos y no encuentro la salida. Espero, al menos, que cuando la vida no te trate como quise hacerlo yo, se cuele por la ventana de tu mente el sabor de aquellas tardes y sepas, como a veces sé yo, que no fuimos un error inesperado ni un barco a contracorriente que muere antes de ver el puerto. Que, si seguimos vivos, en cierto modo es porque nos debemos la vida.
Para terminar, te voy a ser sincero, no sé si el recuerdo difumina el momento y lo convierte en etéreo, o si las derrotas han transformado en indolente la coraza de papel. A lo mejor es que yo sigo siendo tan yo, ya sabes. Pero no encuentro historias que lleguen a la altura de nuestros zapatos. Quién sabe, a lo mejor es porque sigo descalzo.



No volverá.
No se fue jamás.
Cada recuerdo será
un desertor.

Quizás un error.
Cada pared, un vals,
una sonata fantasma
cada espiral,
en cada reloj,
duerme un temblor.

domingo, 6 de abril de 2014

Abril

Aprendió a huir antes que a rendirse, al fin y al cabo si no hay final, no es una derrota. Vendió hastaluegos a precio de saldo y se cosió una vida a base de decisiones tan enteras como cobardes.

Se enamoró de cada minuto por si no volvían a repetirse y soñaba con promesas de esas que no hace falta cumplir.

Las palabras que escribía no eran más que el veneno de una herida que no supo curar, la verdad solo quema cuando enciendes la luz. Tal vez por eso aprendió a vivir con las sombras de septiembre y moría cada mes de abril.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Lluvia

Le pusieron de nombre Lluvia porque nació en verano. Y no se equivocaron. Pronto aprendió que la vida es una cálida contradicción en la que aprendes a echar de más antes que de menos.

Vestía sus tardes de café, manta y libro. Se abrazaba al vaho de la ventana mientras escribía en el cristal versos que no conducían a ninguna parte. Hay nombres que nunca se olvidan y nos convierten en esclavos de un recuerdo. Es curioso cómo la mente nos vende a bajo coste ante una mirada bonita.

Una noche salió a buscar un aliento que dinamitara su vida, cambiando silencios por minutos de más, defectos por gotas de sudor. Pero olvidó que la libertad ni se compra ni se vende, que los genes son tatuajes que no elegimos.

Aquella noche dejó de llover. Aquella noche empezó el otoño.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Ingravidez

Ella era un piropo fácil que no sabía perder, una princesa de papá acostumbrada a no pensar. Él, un principio de ingravidez, la mancha en el currículum de la vida, un trago largo de sabor amargo. Se cruzaron sin trampas ni permiso.

-Dame dos noches y te convenceré de que el tiempo no es más que un estado de ánimo. - le dijo.
-Seguro que eres igual con todas.

Las sombras de la persiana en su espalda firmaron la despedida. El problema de los barrotes es que no entienden de libertad.

#Microrrelato1

martes, 4 de marzo de 2014

Mi vida sin mí

Es tan fácil como entrar en una vida ajena sin decreto ni ley, resulta sencillo sentir cómo se desvanecen las horas construyendo diques de frágiles silencios que se ahogan con un soplido. Te estremece ver como crece, sientes, gritas. No somos de metal y morimos por una dentada de inquietud, nos derrite el sabor de la novedad desvirgando nuestros recuerdos. Fue tan sencillo como un no a destiempo, una puerta que juega traviesa a no aprender a cerrarse. Sientes cómo el hielo avanza convirtiendo los ríos de palpitaciones en frío sin tapujos, en olor a traición con chicle de menta.

Dicen que adaptarse y aprender a aceptar la realidad nos hace más fuertes y a la vez más humanos. Nos entierra en esa trinchera que nos amedrenta de noche y nos cobija con silencios mal acabados los días de mierda y tormenta. Comienzas a olvidar qué fue aquello que nos hizo únicos, aceptas cambiar la quintaesencia de nuestras vidas por un seguro a todo riesgo que nos evite caídas. Aceptas que ya no volverán las líneas curvas, las carcajadas de madrugada, el temblor en las rodillas. A cambio: una mirada que ya no vuela pero te hace sentir cómodo, una bolsa de pipas y un banco de madera para ver pasar la nostalgia como un tren de mercancías a la deriva. A un lado la ráfaga de viento y al otro la pared. O saltas ahora o morirá el huracán. Pero ya no te importa, hace demasiado tiempo que te autoconvenciste de que es lo que toca.

Pero, por una vez, piensas en lo que pasaría si saltas. Cierras los puños y dejas que la gravedad haga el resto. Te planteas que, para una vida que te ha tocado vivir, mejor equivocarte a tiempo que morir en el intento.



Lonely, lonely.

domingo, 16 de febrero de 2014

Dame paz que pido guerra.

Se trata de una forma perpendicular a la realidad de entender el mundo sin salir heridos antes de morir de frío. Consiste en desnudar al detalle cada plano cortado y esbozar sonrisas donde otros pintan cicatrices.

No es el despertador de un lunes de febrero bajo cero, sino la ducha caliente de media tarde, los espejos ahogados en niebla relajante. No es un domingo que muere bajo mínimos sino una oportunidad de reconocerse en las cenizas de la hoguera del sábado. No consiste en vestir de pretextos varados el puerto de tu vida, sino en dejar tu huella en cada paso para hacer que nunca muera en el olvido.


Una vez entendimos que vivir no era tachar nombres vacíos en el calendario que nos tatúan al nacer, ni siquiera seguir la hoja de ruta que nos indica el camino para no perdernos. La vida reside en el payaso que colorea una planta de pediatría, en la pregunta valiente que desata la tormenta, en el piano que suena en mitad de la guerra.

Te invito a pintarle caras a las cruces y cambiar las dudas por saltos. Saber que si fue es porque valió la pena, aunque hoy no lo entiendas, aunque nadie lo comprenda.

Esta vez en vez de disparar
parare el mundo en seco.
se comenta por el parque
que todo me empieza a dar igual,
igual me escapo a otro lugar
garganta y voz a cuestas,
estas avisada guapa
paga tu que yo me marcho sin pagar.


sábado, 1 de febrero de 2014

Déjalo ya, déjalo ya o se queda frío.

Bailar al ritmo que marcan las agujas del reloj sabiendo que el destino no perdona las decisiones equivocadas. Nunca nos gustó sumar derrotas porque cada paso en falso es una victoria al desconsuelo, una amenaza del interior. Abocados a la eterna calma que muere en un instante de guerra fría entre tus ojos y los míos, sumidos en el vacío de una puerta cerrada. Mátame pero no me cortes las alas, déjanos morir de hambre antes que de frío.

No es más que un grito.
Déjalo ya, déjalo ya o se queda frío,
cada momento tiene que ser especial.
Déjalo ya, déjalo ya o me quedo frío,
es un aviso más del huracán.


domingo, 26 de enero de 2014

Enero

El folio en blanco otra vez. El precipicio que rompe el equilibrio entre camino y realidad, la punzada inquieta de quien no quiere saberse perdido y rema a contraluz. Dejaremos que el agua inunde los recuerdos y ahogue las fotos que nos vieron crecer, sabedores de que nunca más volveremos a coser despertares de miel y limón. No queda rastro del James Dean que quemaba sonrisas a sangre fría y tú tampoco eres ya la Audrey de nadie.

La última luz muere y deja la calle vacía, pendiendo del hilo que teje la gravedad de cada uno de nuestros principios. Ya no seremos instantes nunca más y lo sabes, pero asumirlo es una derrota, un precio que no podemos pagar.

Yo, de momento, me conformaré con seguir andando por la cuerda floja sobre nuestros tejados, bailando cada vez que suene aquella canción, perdido en cualquier azotea. Mueriendo a tu salud.



De los cielos a la pólvora mojada
De la magia a la oscura esclavitud
Hace tiempo que no pienso en tu cornada
Hace tiempo que lo echo a cara o cruz

miércoles, 15 de enero de 2014

Carta a esos cerebros precarios.

Mi mayor pasión es viajar. No conozco sensación igual a la de hacer la maleta, abrir el armario en su particular estado natural de caos y elegir la ropa, las zapatillas, los accesorios... Ultimar cada detalle y salir hacia la estación o el aeropuerto, o incluso bajar al coche, aunque siempre he preferido que me lleven otros antes que conducir yo, influencias del paisaje, supongo.

Me considero un enamorado del viaje más que del destino y tengo claro que, pese a que ahora Alicante me tiene recluido temporalmente por asuntos académicos, lo antes que pueda recuperaré mi rutina de maletas, horarios, prisas, cafés y paisajes. Considero que para que una persona se conozca del todo a sí misma debe poder recorrer de memoria antes el andén de cualquier estación, que los pasillos del chino de su barrio.

Ahora bien, hay algo que cada vez me carga y me hastía más. Viajar debe ser un placer, una elección, un proyecto, una ilusión. Cuando confundimos viajar con emigrar tiramos por tierra el valor de cada sílaba de esa palabra. Estoy harto de oir que Gran Bretaña tiene un futuro maravilloso para nosotros. Me aburre leer una y otra vez que Alemania es la clave, que en Finlandia la educación es genial, que en ningún sitio te van a valorar tanto como en América, que Suiza y Holanda también son Europa, que podemos ser alguien allí. Estoy muy quemado de escuchar que comparen las cifras de los recortes con los realizados en Noruega o Italia, que nuestro fracaso escolar se evitará con medidas copiadas a Merkel o Hollande, que si aquí no te valoran, pues vete fuera, porque Europa somos todos.

No señores. Yo nací en un país llamado España. Yo nací en una tierra donde están algunos de los mejores médicos y científicos del mundo, en una tierra donde existen métodos de enseñanza avanzadísimos y ejemplares, en una tierra que trata a las personas como lo que son. Yo nací allí donde se cruzaron los caminos de las mayores civilizaciones de la historia, en una península plagada de ciudades increíbles que nada deben envidiar a ningun paraíso extraño. Allí donde puedes esquiar, bucear, recorrer bosques plagados de leyendas o bañarte en aguas cristalinas. Allí donde la comida y el clima son como el café de las mañanas, un motor de vida. En esta tierra viven personas preparadísimas, inteligentes, capaces y con millones de proyectos en la mente. En esta tierra la cultura se expande como el viento, ha visto escribir a algunos de los mejores escritores y poetas de la historia. Esta tierra ha compuesto canciones y ha rodado películas que son tatuajes en su piel, y otras tan mágicas como olvidadas. En esta tierra el deporte es más importante que las banderas y los himnos. El abrazo de un amigo no se puede pagar con dinero y cuando ocurre una catástrofe nos volcamos sin importar el cómo ni el cuándo. En esta tierra he aprendido a ser persona.

Mi mayor pasión es viajar, pero no quiero tener que hacerlo por obligación. No quiero tener que llenar mi maleta cambiando la ilusión del destino por la duda de si seré aceptado. No quiero tener que firmar mi rendición porque ustedes han acabado con todo esto. Señores políticos, banqueros y peces gordos, en esta tierra no sobran mentes brillantes, sobran ustedes que están dejando morir, golpe a golpe, una España por la que pelearon celtas, íberos, romanos, árabes, cristianos, franceses... Una tierra por la que nuestros abuelos perdieron una guerra en lucha por sus derechos. Una tierra donde no sobran personas, sobran sus cerebros vacíos, enfermos y codiciosos.

Solo les pido que, cuando piense en irme, sea para llenar mi maleta de ilusión y no de lágrimas. Solo les pido que nunca se me cierren las puertas.


Está de vuelta uno de mis grupos favoritos. Hoy toca por ellos.

Baila
Baila que hoy lo vas a partir
Tienes el record de derrotas
Tienes el record de salir
Dejando las caderas rotas
Mientras te marcas un James dean.

lunes, 6 de enero de 2014

Veinticinco páginas.

Veinticinco páginas se han escrito desde que vi empezar mi primer año. Veinticinco brindis, proyectos, sonrisas, abrazos, veinticinco promesas.

Desde entonces he visto crecer, morir y reinventarse al mundo más de una docena de veces. He dejado de creer en lo que me rodeaba en tantas ocasiones que he perdido la cuenta. He aprendido a querer, he convertido en sueños un billete de tren. He descubierto que el valor de las cosas reside en el significado que le otorgues, simple como un portal en invierno, nervioso como el corazón de una maleta.

Hipotequé mi adolescencia a una ciudad desconocida y un horario de cercanías. Vendí mi primera experiencia docente a una jaula de hipocresía para almas desnudas. He dormido de madrugada en un coche mientras al otro lado de la puerta se apagaba el motor que me alimentaba de vida. He recorrido Madrid de punta a punta buscando una oportunidad de reencontrarme. He salido más de lo que he entrado. He visto el mundo reflejado en distintos ojos. He echado de menos hasta perder el sueño.

Y hoy, ya ves, me queda una familia que no tiene precio, un puñado de amigos expertos en contarle mentiras a la vida para que podamos seguir riendo, unos bolsillos casi vacíos y un álbum de recuerdos que pesa lo inimaginable. Por eso, este año solo prometo ser fiel a esa historia, porque estar a la altura de quienes te han hecho crecer es, a veces, lo más complicado de la vida. Este año, me conformo con seguir haciendo de mi vida un cuento diferente.

Feliz dos mil catorce.



No he venido a recordarte tu belleza.
No he venido a dedicarte un rock & roll.
Pero no soy uno más aunque lo quieras.
Maldita sea la vela del barco de tu voz.