domingo, 30 de mayo de 2010

Vacío


Y entonces salgo a la calle. Brilla el sol con toda su fuerza y no me deja respirar. La luz es tan intensa que casi me ciega. El color, los olores, la vida colman la ciudad sin dejar esquina libre de esa perfecta metamorfosis que es el final de mayo y el casi principio del verano. Es paradójico porque la primavera pasada cambió mi vida, y esta vez tampoco ha querido irse de vacío. Pero ahora los cambios duelen demasiado. Mi vida por volver atrás en el tiempo. Todo lo que tengo por un rato más contigo, por otro consejo tuyo, por un abrazo, por una llamada.

Llega la noche y me asfixio al meterme en la cama. Son tantos los recuerdos que por más cajones que abra no sale ese aliento de calma, no existe tregua que me deje descansar. Hay imágenes que nunca podré borrar de mi mente y tú has grabado a fuego muchas de ellas. Sólo deseo que allí donde te hayas ido sigas tan orgulloso de mí como siempre estuviste. Porque nunca me fallaste, y te prometo que yo tampoco lo haré.

...adiós con el corazón que con el alma no puedo...

jueves, 27 de mayo de 2010

Adiós

Y de repente te vas.

El camino era largo, era extraño. Llevaba años sin pasar por allí. No soy supersticioso, ni siquiera creo que existan lugares malditos, simplemente enigmáticos. Volvía a encontrarme las caras con el destino después de cinco años. Parecía casi olvidado lo que dolía, estaba casi seguro de que las esquinas de la rutina habían convertido todo en un recuerdo. Pero hoy me vuelves a llevar allí. Hoy eres tú quien me acompaña para no volver jamás. Tú, joder! TÚ!

Miles de nombres, de miradas, sueños, esperanzas y lágrimas, millones mueren y han muerto entre sus silenciosas calles. Me siento extraño, perdido. Su paisaje es casi una metáfora de mis sentimientos. No puedo controlar la respiración ni la fuerza, no puedo ponerle freno a todos los pensamientos que se me acumulan velozmente en la cabeza. Soy incapaz de mirar a los ojos a quien cree apoyarme y darle las gracias, porque realmente no entiendo ni qué hago allí. Posiblemente todavía no he entendido que te vayas, no sé aún el porqué ni qué implica que me dejes tan solo. No comprendo los motivos de tu marcha, ni siquiera sé si existen.

No sé qué decir. No sé a dónde ir. Sólo sé que ya no estás. Ya no volveré a verte, a creer contigo que todos los sueños se cumplen. A darte un abrazo y saber que sólo contigo estoy en casa. Sólo sé que el teléfono dejará de sonar con tu voz al otro lado. Que ya no estará quien movía cielo y tierra por que yo no sufriera. Quien solucionaba cualquier problema a su manera, pero siempre para verme sonreir. Ya no está el loco, el problemático, el diferente, el que todos querían pero nadie comprendía. Te has ido tan deprisa... Al mismo ritmo que viviste siempre, en una eterna carrera, creciendo, madurando, cayéndote y levantándote tan frenéticamente que cuando los demás llegaban ya no estabas. Y ayer, cuando llegué yo, cuando pronuncié tu nombre al oído y te supliqué que no me dejaras, hacía rato que te habías ido.

Te prometo que todavía te necesitaba. Hubiera dado cualquier cosa por que te despertaras y te levantaras de aquella puta cama llena de tubos. No podías irte, todavía no, todavía te necesito para vivir. Si tú te vas me quedo demasiado solo. Me juraste que nunca me ibas a abandonar, y hoy te pierdo a ti, y me pierdo yo. Me dejas cuatro fotos y millones de recuerdos que ni siquiera soy capaz de asumir. Lo siento, perdóname. Siento que no sé vivir sin ti.

Hasta siempre tete.
Te quiero.

jueves, 6 de mayo de 2010

Volver


Salió de casa con la cara todavía empapada. No eran ni las ocho y faltaba un buen rato para entrar a trabajar. Aquella mañana el agua estaba menos fría que de costumbre y perdió la noción de tiempo y espacio bajo el grifo de la ducha. No iba a ser un día normal, y lo intuyó nada más despertar.

Con la soledad bajo el brazo abrió el portal y se marchó rumbo a ninguna parte. No quería más compañía que el sonido de sus pasos y ese vaivén de coches y personas que aisladas del mundo ajeno sumergen sus vidas en esa bendita rutina. Ir caminando al trabajo dando una vuelta por las calles desconocidas de la ciudad era, a priori, una idea sugerente.
Necesito estos ratos de soledad como una maldita droga, sólo perdiéndome me encuentro a mí mismo.
Estás loco, mira que eres raro.
No te falta razón.

Fue entonces cuando la vió. No era la misma que aquella mañana de septiembre. Los años habían hecho huella en su cara y no quedaba casi nada de la niña de dulce mirada. Habían llovido mares desde la última vez, y estaba casi seguro de haberla olvidado. No tenía sentido, ella no pintaba nada allí, era ridículo, ¿por qué ahora? ¿por qué después de tanto tiempo? ¿por qué a él? Era sólo un jodido pasaje guardado en un viejo cajón de su vida, una de esas cosas que vives y crees que forma parte de un sueño, que durante ese corto espacio de tiempo, el reloj se paró y el mundo dejó de girar. Pero ella volvió a aparecer y esta vez, no tenía prisa.
Va, no pienso decirle nada, seguro que ni se acuerda de mí. No seré tan estúpido de creer en las casualidades, no lo voy a hacer. No, no lo pienso hacer.

-Hola... ¿tienes un minuto?

sábado, 1 de mayo de 2010

Hoy no

Demasiadas cosas para pensar en tan poco espacio de tiempo.
Fuera está lloviendo y cada vez con más fuerza. No lo entiendo, esta mañana el sol no me dejaba respirar y ahora todo está del revés... pero ¿sabes? no me da la gana de seguir viviendo así. Me voy a dejar llevar con la lluvia. Quiero deslizarme hasta el fondo de algún lugar donde me quieran esperar. Voy a volar hasta cruzar el horizonte que no me deja ver más allá. No voy a guardarme ninguna sonrisa, ni nadie me la va a quitar y es que hoy, los problemas me vienen demasiado pequeños.
Hoy me siento a mí mismo y me quiero. No he nacido para llorarte. Nunca he sabido tirar mi tiempo con películas de bajo coste, y es que para vivir bajo la prisión de mi propia conciencia, prefiero no vivir. Voy a hacerme unas zapatillas con mis recuerdos y no voy a dejar de andar, lleve donde lleve el camino. Hoy usas una talla demasiado pequeña y creo que no me viene, creo que nunca me llegaste a entender. Buscaré un par de consejos con mucho hielo y respiraré hondo.
Hoy necesito volver a ser libre. Hoy necesito seguir siendo yo.