lunes, 29 de marzo de 2010

Primavera

Y se va marzo. Volátil como hoja que va donde la lleva el viento. Sin marcar ni un antes ni un después, sin quedar en la memoria. Por qué será que los primeros meses del año se suelen ir más rápidos que el resto y apenas dejan recuerdos. Un pequeño trozo de mis esperanzas se van con él y no darán media vuelta, acabarán perdidas en el olvido dulce de un sorbo de café, de un cubata con ron, con mucho ron.

Ya suena cerca el estresante palpitar de las campanas de primavera, de abril y mayo, el calor, la luz, el aire, la vida. El miedo, mi miedo. La primavera como palabra tabú que me obsesiona y hace tambalear cada parte de mi cuerpo con el dulce soniquete de sus sílabas: pri-ma-ve-ra. El último recuerdo qe guardo de ella es una de las épocas más increíbles de mi vida, completamente lleno, tan lleno que con el tiempo me pasó factura, demasiado peso para tan poco tiempo. Nos volvemos a ver las caras y esta vez sabes que me dejo llevar. No me comeré el mundo otra vez, no puedo con más digestiones, espero que él no me coma a mí.

Y mientras mañana volverá a amanecer y tú tan lejos como siempre, en ese vaivén de emociones que te hacen volar al tiempo que te hunden en el mar, en el fondo del mar. Y yo aquí, temiéndote y temiéndome. Sentado en la cama con la mirada perdida, en pijama y sin calcetines. Qué cara, qué estúpida expresión, menos mal que ya no estás tú...

jueves, 25 de marzo de 2010

Recuerdos tristes


Maldigo aquel septiembre y todo lo que se llevó por enmedio. Maldigo todo lo que pasó después por el simple hecho de que ya no volverá. Maldigo cada mañana, cada tarde, cada viaje y cada espera. Maldigo cada sonrisa que olvidé creyendo que todavía estabas. Maldigo cada mota de polvo que cubre mis jodidos recuerdos dejando claro que sólo son eso y no volverán. A veces todavía te necesito demasiado y es que he aprendido más de ti desde que te fuiste, desde que te saqué de mi vida, que durante todos los años que te quise cerca. Maldigo el último abril que me volvió loco. Me maldigo a mí por no saber quererte y te maldigo a ti por no abrirme los ojos. Por más ojos que mire, por más labios que sienta no hay unos como los que me enseñaron a querer. Todavía no hace un año y siento que ya te estoy echando de menos para toda la vida.

¿A quién vamos a engañar? tu nombre sigue maltratándome la conciencia cada vez que dudo de si éste puto mundo está así de loco, o soy yo quien no tiene sitio en él. No sin tu mano.

Me pierdo en cada golpe que da la manecilla del reloj y me taladra el subconsciente creyendo sentir que el mundo ha vuelto a tener el mismo color desde aquel día. Me mata la sombra de aquella llamada y aquel lo siento, no voy a ir, no creo que vaya más, es lo mejor. No hay una maldita olor que mejore la tuya, aunque me desviva buscando. No hay nadie como tú. No te puedo mentir. Y lo que más miedo me da es sentir que el horizonte no te dibujará más, y yo cada vez me siento más emborronado. Hoy he vuelto a tirar la moneda y ha caido del lado de la soledad.

lunes, 22 de marzo de 2010

Sólo quien se rinde...

"Sólo quien se rinde pierde". Como la pequeña voz de mi conciencia que decide darme una tregua en mi inspiración y me incita a seguir, un graffiti con esa frase atrona en mi mente cada domingo por la tarde. Es ese rato a la semana en el que me encuentro conmigo mismo, siempre el mismo paseo, siempre el mismo suelo, el mismo cielo. Las mismas luces a lo lejos, la misma campana que resuena en alguna iglesia que no conozco, pero que me recuerda domingo a domingo que ha pasado una semana más. Y siempre esa frase de vuelta a casa, como un hilo conductor que va hilvanando cada lunes, y el martes que le sigue y así hasta llegar al último día, y luego vuelta a empezar. Como ese golpe de ánimo que inconsciente espero junto al vaso de leche caliente antes de dormir de cada noche de domingo.

Quizá por eso hoy sigo creyendo que soñar tiene valor cuando no sólo lo haces con los ojos cerrados. Quizá por eso hoy te rindes a la evidencia de la suerte y te siento más cerca de mí, más lejos de aquello en lo que creías que era lo correcto. La vida a veces envuelve las caricias en balas de plata y sólo si te pierdes encuentras la salida más amable. No te voy a dar lecciones de nada, no soy más que nadie, ni sé algo que tú no sepas. No quiero prometerte una vida de ensueño, sólo te ofrezco los míos, que aun perdidos, todavía siguen siendo la sangre que hierve en mis venas. Todo lo que me queda. Mi mundo.

domingo, 14 de marzo de 2010

Prefiero soñarte.


...ella despierta con cara de sueño. El pelo alborotado, los ojos medio cerrados y el viejo pijama sin embargo hacen que tenga un encanto especial, aún y así está guapa, y yo me siento cada vez más pequeño a su lado. Nos esperan Madrid, Barcelona y un sinfín de destinos, hay tantas promesas en el aire que me falta hasta el oxígeno. Es casi perfecto tenerte delante, tan cerca, queriéndome como si no hubiesemos despertado todavía de ese sueño. Como si el tiempo siguiera sin contar y no existiera más realidad que la nuestra. Cada palmo de su piel es perfecto, cada milímetro un argumento para seguir y mi vida por no perderla jamás.


Prefiero imaginarte, prefiero soñarte, allí todo es idílico y no hay rumores, conciencias ni problemas triviales que me alejen de la realidad que busco. Ni tú eres imposible ni yo un loco. Ni tú eres una loca, ni yo persigo imposibles. Somos dos historias con un final que desconozco, de las que ni siquiera me atrevo a mirar la página siguiente por si para entonces ya no me acuerdo de leer. Me das tanto miedo que te necesito.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Diferentes universos

Y será que no estoy acostumbrado a jugar este rol. Será tal vez que nunca he sabido ser el dulce romántico que lucha por su amor y cree contra viento y marea en enamorarla, en enamorarte. Más acostumbrado a que me busquen, más acostumbrado a aparecer cuando no me esperaban y a desaparecer en el mejor momento, demasiado tarde, pero pronto todavía. No sé estar ahí demasiado tiempo, necesito seguir caminando, me ahogo entre cuatro paredes. Sabía desde el primer momento que acabaría pasando, sabías que no era como el resto del mundo. Era un juego arriesgado creer que saldría bien. Quizá tú tengas toda la vida para esperar el momento diez, para hacer bien las cosas. Puede que así valores más lo que tienes, los momentos, nombres y personas, y les des a cada uno el tiempo que merecen, yo no. Al fin y al cabo tu vida va más despacio, interpretas el mundo a tu manera. Puede que yo no sepa vivir a esa velocidad, puede que me desespere y para cuando abras los ojos ya me haya ido. Mi melodía suena más allegro de lo que a veces quisiera, mi mente vuela demasiado rápido. No sé ir despacio, no sé enamorarte poco a poco y ganarme mi lugar. Soy diferente a ti. Somos diferentes universos. Pero, aun así, te prometo que he creído en todo esto con todas mis fuerzas, y hasta ese día donde ya me haya ido sin darnos cuenta ninguno de los dos, seguiré creyendo en nosotros.

martes, 9 de marzo de 2010

Imagina...


Imagina una fina pasarela, un largo y estrecho pasillo que se abre justo encima de la nada. Se precipita ante un abismo infinito. No hay nada delante, no hay nada a los lados, no existe el suelo. Cierras los ojos y levantas los brazos perpendiculares al cuerpo, formando una cruz casi perfecta. No sientes nada. Dejas caer el impulso del cuerpo hacia adelante y apoyas el primer pié. Ya has dado un paso. Ahora el segundo viene seguido de la inercia, y con él el tercero, el cuarto y los demás. Es más fácil mantener el equilibrio con los ojos cerrados, no eres consciente de los factores que te pueden hacer perderlo y sólo piensas en el siguiente paso. Ya van diez y empieza a llover. Sientes las gotas resbalar sobre tus párpados y rodar por tu mejilla hasta perderse. Dicen que cuando dedicas todos tus sentidos a una misma situación, liberas tu mente y descansas de todo lo que tienes en ella. Tus problemas se evaden y sólo importa no perder el equilibrio.

Ahora ya no llueve, empiezas a sentir un calor arrogante. Sientes que algo cálido está cerca, y a cada paso lo notas más intenso, llegas casi a quemarte pero no dejas de andar. Te cojo la mano y de un salto bajamos de la pasarela. Ya no existe ni abismo ni infinito, ni calor ni lluvia. Es un martes cualquiera, suena el despertador y ni siquiera estamos juntos. Marzo y sus mañanas congeladas te invitan a quedarte durmiendo pero el mundo y tus problemas te siguen esperando ahí afuera.


Sólo es un sueño, pero me encantaría cruzar esa pasarela. No pensar, evadirme del mundo y que no exista nada más. A veces siento que el mundo es tan complicado como queramos hacerlo y que si hoy me apetece sacar mis rotuladores y dibujar un paisaje lleno de luz, mañana amanecerá el cielo radiante. Fíjate, todavía creo en los sueños, y eso que los amontono en el fondo de mi armario casi sin abrir. Algún día tendrán valor, estoy seguro.

domingo, 7 de marzo de 2010

Si yo te contara

...todas las cosas que llevan tu nombre, lo que me ahoga cada mirada tuya, lo que cuesta respirar cuando tú eres tú y yo soy tan pequeño... No lo pones nada fácil, siempre supe que me dolería sumergirme en tu olor. La huella de tus zapatillas es a veces demasiado profunda. Pero ahora estoy dispuesto a seguir, supongo que ya es demasiado tarde para rendirse, me has atrapado. No te rindas tú tampoco.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Como una mañana sin sol


Como un príncipe sin reino en un castillo sin bandera. Como esperar en la estación de madrugada un tren que salió hace horas con destino a no volver. Como un café a medias con la soledad en la penumbra de una cafetería vacía. Como ese olor a colonia que te llena de recuerdos y cuando te giras ya se ha marchado, fugaz como la persona que lo llevaba. Como el agónico sonido del despertador de un lunes, un lunes lluvioso. Atrapado en el tic-tac de un reloj que sonríe burlón sabiéndote lejos. Así estoy yo sin ti.


Así estoy yo, así estoy yo sin ti...