martes, 27 de julio de 2010

Desplazamiento vertical


Y entonces saltas. Es como cerrar los ojos y sentir que la gravedad se desvanece como una pompa de jabón que explota cuando soplas. Sientes que el aire pesa tan poco que tu cuerpo es sólo una marioneta que se vierte al vacío. No sabes qué pasará, ni siquiera imaginas qué habrá al final de la caída. Es tan dulce la sensación que te faltan sentidos para el resto de cosas que suceden alrededor. El mundo se encoge en ese instante eterno en el que tus pies ya no tocan el suelo. La brisa te acaricia el cuello y los párpados se mecen en el vaivén de la caída. Nada importa fuera, ya es tarde para volver y queda un mundo por delante. Al fin y al cabo si no salto yo, me acabaría cayendo.
Y bueno, ¿me cogerás?

sábado, 17 de julio de 2010

¡Sube conmigo!


Cuando una persona desea realmente algo, el universo entero conspira para que pueda realizar su sueño*. Pero los trenes pasan una vez en la vida y no puedes dejar que salga de la estación antes de subir. No hay más oportunidades de vivir cada segundo que se agota, y no seré yo quien los deje huir. Hoy me siento vivo, hoy me apetece subir a todos los trenes para perderme en cada uno de sus destinos.

*El Alquimista, Paulo Coelho.

domingo, 11 de julio de 2010

No me sueltes

No sé donde lleva todo esto. Realmente he perdido el timón de mi vida y todo se vuelca en un vaso vacío a la deriva de mis instintos. Un baño de sensaciones que me dejan desnudo delante de un espejo intentando imaginar cómo se puede salir de este laberinto sin cerrar ninguna puerta.

Las duchas son más frías cada día y el teléfono no suena, no con esa llamada al otro lado. Me arrancaron lo que más valoraba en mi día a día y ahora sueño con recuperarlo convertido en esa utopía que todos deseamos y que me alimenta cada amanecer. Sigo contando las horas y descontando números en el calendario que va apagándose al ritmo que huye este verano de mis dedos como la arena de la playa.

Y en esta locura apareces tú y me llevas lejos. Detienes el mundo y lo haces tan pequeño que ya no cabemos en él, le das una pausa a contracorriente y amenazas con hacer cada instante infinito. No sé donde lleva todo esto, pero no me sueltes. No me sueltes.