sábado, 29 de agosto de 2015

Forma de vida

Me gustan los acertijos más que los problemas, las mentes más que los cuerpos y volar despacio, sin rumbo fijo, pero hacia adelante. No hay nada más cautivador que alguien que sabe de lo que habla, que siente la vida escapar entre sus palabras como una gaviota que enfila el mar, como un río de pólvora que rompe el silencio hasta hacerlo añicos. Me gusta la gente que se siente viva, que se niega a dejar pasar la vida sin subirse a ella, aunque esta le haga perder el equilibrio una y mil veces. Hay paredes que guardan historias que nadie entendería, pero de nada servirían si no hay quien haga que ocurran, quien cruza la línea, quien pierde el miedo, quien aprieta el gatillo. Y de repente, ¡zas! Todo aquello que no se olvida ocurre en esa zona que reside entre aquello que somos y el vértigo de lo que nunca seríamos. Sentir el temblor en forma de vida, a contracorriente como el verso que no rima pero hace diferente a la canción. Dudar del mundo, darle un giro más a la noria, saber que si caemos es porque forma parte del juego. Pero saber, a su vez, que caerse es la única forma de no olvidar lo que hemos aprendido.



Dejemos algo claro, para bien o para mal. Nos persiguen por ser los hijos, del pecado original. Y nadie cuida de nosotros.

lunes, 10 de agosto de 2015

Queriendo en gerundio

¿Sabes? a veces pienso que ya no se quiere igual. No se quiere como antes. Y no hablo de intensidad, de cantidad. Es algo muy distinto, es cuestión de calidad, de sentimientos, por decirlo de algún modo, es cuestión de valores, de principios. Es tan fácil el acceso a todo que ese todo, por consiguiente, se queda sin valor. La ecuación es sencilla, cuando algo es inaccesible, se desea, pero al convertirse en cercano se ignora, se pierde. Podemos, en cuestión de minutos, llegar al corazón de alguien a través de la piel, y a la mañana siguiente no recordar ni el nombre. Podemos, por curiosidad, saber qué lee, qué escucha, qué estudia y donde trabaja alguien con solo un par de clicks y rechazarle sin haber cruzado una palabra. Así somos, así funciona el ahora. Hipócrita sería tacharlo cuando soy el primero que lo cumple, pero formar parte del juego no disimula el deseo de cambiar las reglas.

A veces pienso que sobran palabras y faltan sentimientos. Echo de menos el lazo que te une sin compromiso, la sensación de libertad siendo parte de un todo, la suma completa, sin juicios morales, sin pagar la cuenta a final de mes. Me sobran fotos en Instagram que digan lo que te quiero, retratos de sábado que llenen una galería de caras bronceadas y camas vacías. No quiero saber el tiempo que hace desde la última discusión ni la fecha de nacimiento de un amor condenado al suicidio. Te cambio todo eso por un domingo viendo llover desde el sofá, por una taza de café caliente en cualquier rincón de la cama. Te cambio el frío de un hoy que no entiende de misticismos por un par de verdades sin paliativos, por aceptarte como eres, por defender que eres tú y que seguiré ahí, solo por ser quien eres. La transparencia de quien se ilusiona perdiendo hasta el alma. Porque, ¿sabes? creo que querer no tiene sentido, si no se pierde la vida en el intento.

Ayer alguien a quien quiero me dijo que la gente ya no está dispuesta a apostar por nadie, parece que cuando algo no es sencillo, nos aburre y lo cambiamos por otra historia mejor. Y no me gusta pensar que tiene razón. Pero tal vez, cabe la posibilidad, de que se nos haya olvidado cómo hacer las cosas. Es cuestión de querer. De querer seguir queriendo.



El día de hoy no se volverá a repetir
Jamás, la vida es tan corta que se va y no da para más.
O la vives o te vive. O la vives o te olvida.

lunes, 3 de agosto de 2015

Tormenta de verano

Tormenta de verano
holocausto nuclear en el balcón
cruce de caminos.
Como perder la pista que resuelve el acertijo
como la mañana de mañana
como un tú en primera persona
del pretérito imperfecto
del singular.
Hay mentiras necesarias
hay cuentos que nos ayudan a subsistir
tú no preguntaste, yo no quise oir
y así pasó la vida.
Hay historias que por inacabadas
deberían de ser leídas primero
no muera la magia antes de ver la luz.
El sabor al principio del fin
el amargo que si llega
hibernará en nuestro salón.
Así fuimos
un quiero y no puedo
un vuelo en vertical donde solo voló uno
quizá es que nadamos en corrientes equivocadas
quizá es que no era nuestro verbo
el que quisimos conjugar.
Y te caí.
Y me hundimos.



Podría pasarme la vida lamiéndome las heridas y aún no cicatrizarían. Mejor me levanto y salgo de este estéril letargo. Y vuelvo a empezar a empezar a creer que hay alguna opción de ganar.