lunes, 13 de febrero de 2017

¿San Valentín?

Me considero una de esas personas que no creen en los excesos, en ninguna de sus formas. Bien sean de dinero, de velocidad, de apariencia o, mucho menos, de amor. Lo cual no significa que no crea en él, más bien al contrario, creo que el amor no se materializa con flores, globos y regalos cieneuristas una vez al año. Sí, creo en el amor y, sobre todo, creo en la suerte.

Creo que la suerte llegó a mi vida después de 27 años dando vueltas por distintos caminos, con más pena que gloria y muchas historias que contar. Los trenes solo pasan una vez en la vida, pero de nada sirven si no sabes hacia dónde vas. Y de repente llegó, se hizo luz y trajo calma.

Mi suerte detesta madrugar, tiene miedo a los domingos y es adicta a perder cosas. Mi suerte viste bien y huele mejor, sabe el precio de un esfuerzo y no escatima en ilusiones. Mi suerte me levanta del suelo cuando me caigo, me arropa cuando tengo frío y se inventa una historia cuando la realidad no me gusta. Mi suerte es primavera y calor, es olor a sal, es alegría a borbotones por las venas. Mi suerte es vida y sin ella nada es igual. Es distinto, diferente, no sé si peor pero, desde luego, no quiero saberlo.

No entiendo de sanvalentines ni de regalos materiales, por eso escojo el 13 de febrero y la única vía que conozco para entender el mundo: la palabra. Gracias por venir pero, especialmente, gracias por quedarte. Te quiero, el trece, el catorce, y todos los días del año.



'Rescátame entre la corriente de gente
y sálvame de una vida inofensiva
rodeados de almas vacías.'