domingo, 26 de enero de 2014

Enero

El folio en blanco otra vez. El precipicio que rompe el equilibrio entre camino y realidad, la punzada inquieta de quien no quiere saberse perdido y rema a contraluz. Dejaremos que el agua inunde los recuerdos y ahogue las fotos que nos vieron crecer, sabedores de que nunca más volveremos a coser despertares de miel y limón. No queda rastro del James Dean que quemaba sonrisas a sangre fría y tú tampoco eres ya la Audrey de nadie.

La última luz muere y deja la calle vacía, pendiendo del hilo que teje la gravedad de cada uno de nuestros principios. Ya no seremos instantes nunca más y lo sabes, pero asumirlo es una derrota, un precio que no podemos pagar.

Yo, de momento, me conformaré con seguir andando por la cuerda floja sobre nuestros tejados, bailando cada vez que suene aquella canción, perdido en cualquier azotea. Mueriendo a tu salud.



De los cielos a la pólvora mojada
De la magia a la oscura esclavitud
Hace tiempo que no pienso en tu cornada
Hace tiempo que lo echo a cara o cruz

miércoles, 15 de enero de 2014

Carta a esos cerebros precarios.

Mi mayor pasión es viajar. No conozco sensación igual a la de hacer la maleta, abrir el armario en su particular estado natural de caos y elegir la ropa, las zapatillas, los accesorios... Ultimar cada detalle y salir hacia la estación o el aeropuerto, o incluso bajar al coche, aunque siempre he preferido que me lleven otros antes que conducir yo, influencias del paisaje, supongo.

Me considero un enamorado del viaje más que del destino y tengo claro que, pese a que ahora Alicante me tiene recluido temporalmente por asuntos académicos, lo antes que pueda recuperaré mi rutina de maletas, horarios, prisas, cafés y paisajes. Considero que para que una persona se conozca del todo a sí misma debe poder recorrer de memoria antes el andén de cualquier estación, que los pasillos del chino de su barrio.

Ahora bien, hay algo que cada vez me carga y me hastía más. Viajar debe ser un placer, una elección, un proyecto, una ilusión. Cuando confundimos viajar con emigrar tiramos por tierra el valor de cada sílaba de esa palabra. Estoy harto de oir que Gran Bretaña tiene un futuro maravilloso para nosotros. Me aburre leer una y otra vez que Alemania es la clave, que en Finlandia la educación es genial, que en ningún sitio te van a valorar tanto como en América, que Suiza y Holanda también son Europa, que podemos ser alguien allí. Estoy muy quemado de escuchar que comparen las cifras de los recortes con los realizados en Noruega o Italia, que nuestro fracaso escolar se evitará con medidas copiadas a Merkel o Hollande, que si aquí no te valoran, pues vete fuera, porque Europa somos todos.

No señores. Yo nací en un país llamado España. Yo nací en una tierra donde están algunos de los mejores médicos y científicos del mundo, en una tierra donde existen métodos de enseñanza avanzadísimos y ejemplares, en una tierra que trata a las personas como lo que son. Yo nací allí donde se cruzaron los caminos de las mayores civilizaciones de la historia, en una península plagada de ciudades increíbles que nada deben envidiar a ningun paraíso extraño. Allí donde puedes esquiar, bucear, recorrer bosques plagados de leyendas o bañarte en aguas cristalinas. Allí donde la comida y el clima son como el café de las mañanas, un motor de vida. En esta tierra viven personas preparadísimas, inteligentes, capaces y con millones de proyectos en la mente. En esta tierra la cultura se expande como el viento, ha visto escribir a algunos de los mejores escritores y poetas de la historia. Esta tierra ha compuesto canciones y ha rodado películas que son tatuajes en su piel, y otras tan mágicas como olvidadas. En esta tierra el deporte es más importante que las banderas y los himnos. El abrazo de un amigo no se puede pagar con dinero y cuando ocurre una catástrofe nos volcamos sin importar el cómo ni el cuándo. En esta tierra he aprendido a ser persona.

Mi mayor pasión es viajar, pero no quiero tener que hacerlo por obligación. No quiero tener que llenar mi maleta cambiando la ilusión del destino por la duda de si seré aceptado. No quiero tener que firmar mi rendición porque ustedes han acabado con todo esto. Señores políticos, banqueros y peces gordos, en esta tierra no sobran mentes brillantes, sobran ustedes que están dejando morir, golpe a golpe, una España por la que pelearon celtas, íberos, romanos, árabes, cristianos, franceses... Una tierra por la que nuestros abuelos perdieron una guerra en lucha por sus derechos. Una tierra donde no sobran personas, sobran sus cerebros vacíos, enfermos y codiciosos.

Solo les pido que, cuando piense en irme, sea para llenar mi maleta de ilusión y no de lágrimas. Solo les pido que nunca se me cierren las puertas.


Está de vuelta uno de mis grupos favoritos. Hoy toca por ellos.

Baila
Baila que hoy lo vas a partir
Tienes el record de derrotas
Tienes el record de salir
Dejando las caderas rotas
Mientras te marcas un James dean.

lunes, 6 de enero de 2014

Veinticinco páginas.

Veinticinco páginas se han escrito desde que vi empezar mi primer año. Veinticinco brindis, proyectos, sonrisas, abrazos, veinticinco promesas.

Desde entonces he visto crecer, morir y reinventarse al mundo más de una docena de veces. He dejado de creer en lo que me rodeaba en tantas ocasiones que he perdido la cuenta. He aprendido a querer, he convertido en sueños un billete de tren. He descubierto que el valor de las cosas reside en el significado que le otorgues, simple como un portal en invierno, nervioso como el corazón de una maleta.

Hipotequé mi adolescencia a una ciudad desconocida y un horario de cercanías. Vendí mi primera experiencia docente a una jaula de hipocresía para almas desnudas. He dormido de madrugada en un coche mientras al otro lado de la puerta se apagaba el motor que me alimentaba de vida. He recorrido Madrid de punta a punta buscando una oportunidad de reencontrarme. He salido más de lo que he entrado. He visto el mundo reflejado en distintos ojos. He echado de menos hasta perder el sueño.

Y hoy, ya ves, me queda una familia que no tiene precio, un puñado de amigos expertos en contarle mentiras a la vida para que podamos seguir riendo, unos bolsillos casi vacíos y un álbum de recuerdos que pesa lo inimaginable. Por eso, este año solo prometo ser fiel a esa historia, porque estar a la altura de quienes te han hecho crecer es, a veces, lo más complicado de la vida. Este año, me conformo con seguir haciendo de mi vida un cuento diferente.

Feliz dos mil catorce.



No he venido a recordarte tu belleza.
No he venido a dedicarte un rock & roll.
Pero no soy uno más aunque lo quieras.
Maldita sea la vela del barco de tu voz.