viernes, 28 de diciembre de 2012

Anticiclón.

Un paso detrás del otro. Un camino que no tiene final ya que nadie ha sido capaz todavía de dibujarlo. La simple idea de adivinar un mañana te hace temblar y es normal, quien a nadie pertenece, nadie le espera.

Encuentras argumentos para sostener una historia detrás de cada puerta y juegas a ver como se difumina el tiempo entre los dedos. Es hipnótica tu manera de tratar la realidad sin saber distinguir entre un parasiempre y un ojalá. Tal vez no sean las mentiras sino ese cosquilleo que despiertan cuando penden de un hilo. Tal vez la meta no sea una sonrisa sino el placer de verla brotar.

A veces te acuestas a ver desfilar las emociones una a una ante tus ojos. A degustar el amargo sabor de lo que nunca ha sido, vestido de pequeños sorbos de quizás. Tal vez otra vida, tal vez en otro mundo, pero son tantas las cosas que no has sentido que todavía huele a decepción cada pliegue de tu ropa.

La vida es la continua revancha de esa partida que perdimos al principio, de ese primer golpe que no supimos encajar.



Será sólo nuestra canción, canción de
Navidad que nos arrastra.

Aunque la toqué no se estropeó,
sonaba igual que tú, sonaba alegre.
Lo que te robé, lo que nos cambió,
siempre sigue ahí como un incendio.

Será como un anticiclón la pura
realidad que nos atrapa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario