lunes, 13 de diciembre de 2010

Diciembre

Mi vida se va tiñendo de de una sosegada sonrisa a la hora de enfrentarse al mundo, consciente de lo que ello supone. Asumiendo cada esquina de la realidad que hoy me ve despertar cada mañana, tan lejos de todo lo que siempre tuve, tan lejos de las calles donde siempre me he perdido que todavía guardan mi propia esencia.
Qué lejos siento todo, qué sensación tan extraña la de seguir nadando a contracorriente en un mar de dudas, de tropiezos vestidos de ilusiones y con la sensación, cada vez más intensa, de que mi vida nunca volverá a ser lo de antes. Perdido y sin rumbo claro, pero disfrutando de cada segundo que me regala el reloj aquí en Madrid.

Dicen que la naturaleza mantiene una estabilidad que equilibra la balanza y hace que no nos perdamos, que no salga sempre cruz, que no ganen los malos. Los precios a pagar duelen, y a veces son demasiado caros, pero sólo levantando la cabeza se ve el final del paisaje. Hacía tiempo que no salía el sol, pero ya ves, hoy vuelve a amanecer y sólo me importa bañarme en tu mirada. Me agarro fuerte a tus ojos para no perderme. No tengo nada más, ya no me importa nada más. Pase lo que pase, has marcado mi vida para siempre.

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