sábado, 13 de junio de 2015

Ahora

Vuelvo a los sitios donde nunca había estado. Al trastero de tus sueños en pijama, al armario donde guardamos las llaves de las promesas que no supimos cumplir. Una vez rota la palabra el silencio pesa más que las balas. Vuelvo al rincón vacío que queda entre las rocas y tu pelo dormido, al domingo de resaca y resurrección, al abrazo vacío junto al mar. A la brisa que ya no te despeina, a los días de lluvia sin paraguas ni reloj.

Ahora el tiempo no pasa tan deprisa ni las preguntas hacen el mismo daño, no quedan explicaciones que dar y posiblemente ya a nadie le interesen. Hoy ya no importa ser uno mismo, hoy no se si es error, olvido, o exceso de ambos. Hoy ya no recordarás que una vez creímos que tocar el cielo con la punta de los dedos no era más que la rutina de un mañana que no supimos coser. Ahora el silencio habla por los dos y el espacio se convertirá en tiempo que disfrazará de excusas las mentiras para hacer de este mundo un lugar más sencillo en el que quedarse.

Ahora ya no flotas y yo no vuelo, ahora vuelvo sin excusas, ahora ya nadie pregunta cómo estamos porque el presente de indicativo ha dejado de indicar nada en números plurales. Ahora solo silencio y mañana, mañana ya se verá.



No sé si es un error repetir canción. Pero creo que es un lujo escuchar a Quique cuando necesitas que alguien derribe tus paredes de ladrillo, y más si la el truco de magia se llama Rompeolas.

Y ahora ya no puedo prestarte mi abrigo 
ni quitarte la ropa, ni sudar contigo 
ni perder la calma, ni decirte las cosas 
que nunca te he dicho 
Y ahora ya no puedo prestarte mis alas

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