viernes, 26 de febrero de 2010

Viernes.

Como el sabor de un café recién hecho a las 08:15 de la mañana. Los cinco días terminan con la amarga sensación de sentir la derrota de quien quieres, quizá más de lo que sabes, y no puedes verla mal. Todo saldrá bien, estoy completamente seguro, los buenos siempre ganan. Y aunque todo se nuble y nada parezca claro, te ayudaré si hace falta a pintar un sol, un colegio o un universo donde más te guste. Te lo prometo.

Cinco días extraños. Cinco días completamente diferentes a los últimos cinco vividos, cinco balas de oxígeno cuando ya entraba en coma. Cinco miradas al cielo que se iba despejando con el paso de las horas. Fíjate qué casualidad, la semana pasada llovió de lunes a viernes y ésta, mira tú, no se ha ido el sol ni media horita en toda la semana.

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