viernes, 25 de diciembre de 2009

Imposible no, improbable.

Hoy sí, algo ha cambiado. Puede que sea una pequeñita pieza, un simple rastro de esperanza, una mísera mota de ilusión que cuando la encuentras te hace ver el mundo desde un punto de vista diferente. Menos duro, menos raro, menos difícil, más dulce, más rosa. Como si se hubiera despejado un poco el cielo tras la tormenta que no cesa. Como si aunque lejos, ya ves el sol.

Es la llave de la esperanza, es lo que convierte lo imposible en improbable. Es el motivo por el que vale la pena luchar, aunque tengas que perseguirlo demasiado tiempo, aunque sea difícil. Quizá es una locura, posiblemente sea un error, pero es mi error, es mi locura, y ahora, es lo que más quiero.

Porque lo improbable es, por definición, probable. Lo que es casi seguro que no pase, es que puede pasar.

Imposible o improbable

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