domingo, 6 de septiembre de 2009

Un pañuelo en los ojos


Si es cuestión de confesar, diré que empiezo a estar harto, harto de la ignorancia, porque es el peor mal de esta sociedad y arrasa con todo lo que encuentra. No entiente de raza, edad ni sexo, es cruel y déspota y no deja a nadie vivo. Mueve cielo y tierra y se lleva con ella amistades, amores, familias... Maldita ignorancia.

Menos mal que siempre me queda el resguardo de saber que yo, aunque igual a veces en pequeña compañía (la necesaria, la que vale la pena), pero quizá de vez en cuando, estoy a salvo de esa absurda ignorancia que os arrastra y que deja vuestra imagen y vuestra inteligencia a la altura de una hoja caída en otoño. Caída como vuestro respeto hacia los demás y hacia la vida, hacia los sentimientos que hacen que el ser humano merezca llevar ese nombre. Sé de antemano que no tengo todo lo que quiero o deseo, y sé que me queda una infinidad de cosas por aprender, pero intento abrir los ojos ante cada una de ellas, viajando siempre con el respeto y la educación como moneda de cambio.

Sólo espero que algún dia, por vuestro bien particular, caiga ese telón que os cubre y contempléis esa luz que os ciega: la verdad. Limpia, pura, pero cruel e insoportable a veces. Sólo es justa cuando sabes utilizarla y valorarla. Y espero llegar a saber hacerlo del todo no demasiado tarde.

P.D. Ya tengo ganas de verte, un día más...

...y para ser más franco,
nadie piensa en ti
como lo hago yo.
Aunque te dé lo mismo...

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